arte, Marta Pérez Ibáñez

#MAKMAArtistas #MAKMAOpinión | MAKMA ISSUE #02
Marta Pérez Ibáñez | Tomar medidas para vivir del arte. La profesionalización del artista como vía para su supervivencia
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2019
Martes 25 de agosto de 2020

La transformación del papel que el artista (aunque somos conscientes de la necesidad de que el lenguaje sea inclusivo y no sexista, optaremos por utilizar la forma masculina del término “artista” como forma neutra para economizar en el lenguaje, sin renunciar por ello a nuestro respeto por la igualdad entre géneros) ha jugado en el sistema del arte en España durante las últimas décadas ha sido rápida, profunda y ha tenido consecuencias evidentes, tanto para el sistema en sí mismo y sus mecanismos de desarrollo como para el surgimiento de nuevos agentes, herramientas y canales de conexión entre las diversas partes que lo componen.

La situación profesional y laboral de los creadores ha tendido siempre a la precariedad, situación que se ha visto agudizada por la crisis económica que se inició en 2008. Para definir con claridad cómo defender los derechos de este sector, cómo equipararlos al del resto de trabajadores y profesionales en nuestro país, y adecuar su reconocimiento social e institucional a la importancia de la producción artística en el desarrollo cultural español, ha sido imprescindible ahondar en la realidad del sector.

Páginas iniciales del artículo publicado en MAKMA ISSUE #02.

Para ello, desde 2013 –fecha en la que empezó a evidenciarse el cambio de paradigma que se apreciaba en el mercado español del arte y en su relación con el resto de agentes del sistema–, iniciamos una investigación que evolucionó desde las características de las nuevas galerías españolas nacidas durante la crisis, y continuó con el desarrollo de un profundo estudio sobre la situación económica y profesional de nuestros artistas –’La actividad económica de los/las artistas en España. Estudio y análisis’, Pérez Ibáñez, M. y López-Aparicio, I. (Fundación Antonio de Nebrija 2017). Segunda edición revisada y ampliada, publicada en 2018 por la Editorial Universidad de Granada–, que contribuyó a crear una conciencia social sobre la necesidad de optimizar la situación del sector, y aportó datos imprescindibles para la redacción del nuevo Estatuto del Artista, cuyo texto fue aprobado por unanimidad en el Congreso de los Diputados en 2018.

Durante la última década, el mercado laboral en España ha mostrado los signos de un profundo deterioro al que el sector de la producción artística no es ajeno. La actual situación laboral de los trabajadores culturales presenta claros signos de precariedad, y especialmente en el caso de los artistas plásticos y visuales, con altos niveles de autoempleo, baja retribución, inestabilidad y poca tasa de afiliación a los sistemas de seguridad social de los distintos países.

En los últimos años y debido a la crisis, deben ejercer un papel de autogestión, comunicación y promoción profesional, simultaneándolo con la producción artística, aun mostrando un alto nivel de aceptación de su situación y de su identidad como artista y una visión positiva de su trabajo, a pesar de la precariedad.

A este respecto, el libro de Remedios Zafra ‘El entusiasmo’, publicado en 2017 por Anagrama, abunda en la idea del artista y del trabajador cultural que, en un escenario de precariedad y desilusión, valora sin embargo la libertad y la creatividad como algo transformador, mientras la vocación y el placer por crear son instrumentalizados por un sistema que los avoca a la ansiedad y la frustración.

En países como España, la especial virulencia de la crisis provocó el cierre de numerosas galerías entre 2010 y 2012, con lo que la fuente de ingresos de muchos artistas procedente de la comercialización de la obra se vio seriamente perjudicada, compartiendo muchos rasgos del concepto de “precariado” que plantea Standing y el “biotopo artístico” de Pascal Gielen.

Además, la ausencia de un reconocimiento institucional de la figura profesional del artista o de un estatuto que regule su actividad, de un censo que cuantifique a los profesionales de este sector y sus condiciones laborales, la baja afiliación a asociaciones profesionales –única estructura de protección laboral–, más el deterioro general del sistema del arte, hacía imprescindible el mencionado estudio para aventurar modos de actuación y optimización de recursos a medio y largo plazo.

Portada de MAKMA ISSUE #02, a partir de una de las obras del proyecto ‘Autocines’ (2019), de la fotógrafa Gala Font de Mora.

Nuestra investigación, que contó con el aporte desinteresado de datos de más de 1.100 artistas en una encuesta exhaustiva, permitió analizar numerosos aspectos de la actividad artística en nuestro país, desde datos generales del colectivo, hasta aspectos específicos de su condición profesional y del rendimiento económico de su actividad, con especial interés en la relación actual entre los artistas y los distintos agentes del mercado del arte y los cambios sintomáticos apreciables en dicha relación.

Así, los datos cuantitativos resultantes del estudio, apoyados por un largo proceso de observación y contraste cualitativo de dichas conclusiones en continuo diálogo con artistas y otros agentes, nos llevaron a centrar nuestras conclusiones en los tres aspectos fundamentales que determinan la actual situación de los artistas en España respecto del sistema del arte, y que se pueden resumir así:

  1. La mayoría de los artistas españoles no puede mantener su actividad artística como principal fuente de ingresos, por lo que debe disponer de fuentes alternativas que le permitan subsistir: en ocasiones, dichos ingresos alternativos proceden de otras actividades asociadas a la creación, como la docencia artística, los ingresos por ayudas, subvenciones, honorarios de artista o trabajos de comunicación, comisariado, etc. No obstante, la actividad expositiva no ha cesado, por lo que son los artistas con sus propios recursos económicos, además de su tiempo, experiencia y creatividad, quienes mantienen la oferta artística que se expone en galerías y centros de arte, aun a pesar de no poder rentabilizar el trabajo realizado. La venta de obra, aunque sigue siendo la fuente principal de ingresos, demuestra no aportar a los artistas ingresos suficientes para mantenerse económicamente.
  2. Los artistas jóvenes presentan ciertas novedades en su relación con los distintos agentes del mercado y del sistema del arte: los nuevos modelos de negocio en las galerías de arte y en la forma de gestionar la comercialización de la obra, muestran que en efecto se puede detectar un cambio de paradigma significativo, con dinámicas diferentes orientadas a objetivos distintos, que requieren estrategias también distintas. En algunos casos, este cambio de gestión, utilizando nuevos canales de difusión y comunicación, muy relacionados con las nuevas tecnologías, parten de los artistas más jóvenes, aquellos que identificábamos como nacidos profesionalmente en la crisis.
  3. Existe un perfil de artista resiliente que ya desarrollaba satisfactoriamente su actividad en los años anteriores a la actual crisis y que, habiendo sufrido el menoscabo que supone el cierre de sus galerías de referencia y el descenso significativo en sus ingresos, ha sabido reconducir su carrera y sobrevive, por tanto, gracias a la actividad artística: es precisamente este grupo de artistas mayores de 40 años quienes, en gran medida, han demostrado que se pueden modificar las estrategias y los objetivos y reorientar las dinámicas para seguir manteniendo la actividad artística como fuente de ingresos. La necesaria adaptación a la complicada situación del mercado del arte en España hacen que la subsistencia del artista sea difícil, precaria, insegura e incierta. No obstante, como vemos, se mantienen constantes la actividad creadora y el compromiso.

Parece evidente, por tanto, que a fin de mantener la actividad artística como fuente de ingresos que permita la supervivencia del artista –algo a lo que todo creador, como profesional, tiene derecho– es necesario incorporar a dicha actividad aquellas que le acerquen a la situación del mercado y del sistema a mayor escala. La imagen del artista en su estudio, dedicado por completo a la creación, ha dejado paso a un perfil nuevo, más profesional, más global, más conectado con el mundo a través de las nuevas tecnologías; un artista que define su imagen de marca, que gestiona su carrera de forma mixta y mantiene abiertos todos los canales, que establece relaciones con aquellos agentes y en aquellas circunstancias que le son más propicias. Un artista, en suma, que se ha convertido en centro decisor y prescriptor, en un elemento fundamental en el sistema del arte.

arte, Marta Pérez Ibáñez
Marta Pérez Ibáñez durante su seminario ‘El artista y la autogestión: emprender en el mundo del arte’, impartido en el seno de los ‘Encuentros Cañada Blanch en el Sporting’ (junio de 2019). Foto: Jose Ramón Alarcón.

Marta Pérez Ibáñez

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #02, revista especial en papel con motivo del sexto aniversario de MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, en junio de 2019.