Vaya por delante esto: “The purge” una película dirigida por James DeMonaco que se estrena este fin de semana en todos los multiplexes del suelo patrio es una de esas cintas de obligado visionado para un verano cinematográfico que, aviso, nos depara pocas sorpresas. Esta película de género donde se mezcla el terror con el thriller social nos traslada a los EE.UU. del año 2022 donde un país “renacido” (el adjetivo no es casual y está vinculado a la derecha religiosa) propone como solución de todos sus males económicos (inflación) y sociales (paro) una noche donde todos los delitos están permitidos y donde los pobres, con escasos medios para protegerse, se convierten en el principal objetivo. En el centro de esta situación se encuentran los Sandin, una familia de clase media alta cuyo cabeza de familia, James Sandin (Ethan Hawke), se dedica a vender sistemas de seguridad que sirvan de protección para afrontar esa catarsis social pero cuyas grietas en el sistema permiten que un intruso de color que huye de la matanza se cuele en su casa. Junto con la presa aparecen los cazadores, un grupo de jóvenes que reclaman su derecho constitucional a matar gente, gente pobre y de color, se entiende.

La película que no renuncia a los guiños del género entre los que se encuentran las armas disparadas indiscriminadamente y los sustos dados a doquier posee también una cruda y básica crítica social (en su defensa: los tiempos son crudos y básicos) que a la vez que es negada por su director en diferentes entrevistas es desarrollada por la productora, la Universal, en su alucinante página promocional http://www.newfoundersamerica.org/. Esta web satírica (?) además de incluir encuestas sobre la necesidad de realizar purgas sociales incluye el logo del NFA, es decir, el logo de los Nuevos Fundadores de América, el gobierno utópico de una Norteamérica sin paro ni recesión que se asemeja de manera sospechosa al logo de la NRA la famosa asociación pro-armas. Esta extraña estrategia de marketing que subraya las lecturas políticas de la cinta deja claro que junto al guiñol del capitalismo antropófago que la película pone en escena, la película critica al mismo tiempo que exalta el uso de las armas en una ambigüedad que enriquece la historia pero que enrarece el modo en que ésta se vende… quizás hasta lograr desactivar la posible crítica que posee.

Captura de la página promocional de la película.
Captura de la página promocional de la película.

De entre todos los temas y referentes que maneja este título entre los que se encuentran las películas sobre casas asediadas desde “Perros de paja” (Sam Peckinpah, 1971) hasta “Funny Games” (Haneke, 1997 y 2007) a la que la cinta debe muy mucho, o las pelis sobre matanzas como espectáculos y catarsis sociales de la que “Los juegos del hambre” (Gary Ross, 2012) sería su última representación, me gustaría subrayar un tema que parece estar muy de moda: los jóvenes delincuentes como quintaesencia de los males del capitalismo. Porque los cazadores que asedian a la no tan idílica familia Sadin son jóvenes, jóvenes pijos que visten uniformes de universidades de élite y que hablan del derecho constitucional de pegar un tiro a alguien pobre (aunque algunos han querido ver en sus máscaras una crítica a Anonymous asociando esta violencia al anarquismo que los media relacionan con el grupo). De hecho la asociación entre juventud adinerada y delincuencia como una de las mayores manifestaciones del capitalismo se está convirtiendo en un lugar común de nuestras pantallas a través de películas como “Spring Breakers” (Harmony Korine, 2012) o “The bling ring” (Sofia Coppola, 2013). Por ejemplo, en “Spring Breakers” Korine nos cuenta como unas chicas universitarias del medio oeste en unas vacaciones a lo MTV se acaban introduciendo en el círculo de un peligroso mafioso que como todos los mafiosos se convierte en el reflejo distorsionado del triunfo capitalista. Mientras que “The Bling Ring” de Sofía Coppola cuenta la historia real de una banda juvenil, un grupo de delincuentes devotos de las marcas que se dedicaba a robar casas de famosos en una cinta repleta de aburrimiento posmoderno y pijerío y que sin haberla visto (la película no se espera por lo menos hasta septiembre) me recuerda a una película de Tavernier “La carnaza” (1995) que contaba una historia similar. Junto a estos casos no nos podemos olvidar del polémico y recién estrenado video de vuelta de los Pixies “Bagboy” dirigido por Lamar+Nik en el que un joven blanco secuestra a una mujer negra para destrozar su casa en una glamourización de la violencia de género y racista que ha recibido severas críticas y encendidas respuestas del director del video, una persona de color que expone en su defensa que más o menos vivimos en una era post-racial.

“Spring Breakers” de Harmonie Korine.
“Spring Breakers” de Harmonie Korine.
“The Bling Ring” de Sofía Coppola.
“The Bling Ring” de Sofía Coppola.
El último video de Pixies dirigipo por Lamar+Nick.
El último video de Pixies dirigipo por Lamar+Nick.

Esta figura del joven que delinque porque se cree a pies juntillas los mandamientos del neoliberalismo entre los que prima la ley del más fuerte resulta una novedosa manera de reflejar los modos del capitalismo frente a otros en los que los valores de la juventud servían justamente para revalorizarlos… porque, ¿cómo se reflejaba en plenos 80 la idea de la juventud? Hace poco leí un genial artículo de Noah Gittel en el que hablaba del 25 aniversario del estreno de “Big” (1998) la película que consagró a Tom Hanks y todo el ciclo de películas sobre cambios de cuerpo, analizando especialmente aquellas que hablaban de niños que se convierten en adultos, y cómo estas historias reflejaban los valores de la era Reagan. Según este autor la idea de un niño que un día se convierte en adulto y que con su juventud renueva el lugar de trabajo era una metáfora perfecta de la era yuppie poblada por personajes que alcanzaban muy pronto posiciones de poder y que tenían que esconder su inexperiencia “gente joven que estaba haciendo grandes cantidades de dinero en los 80s y gastándosela en juguetes: máquinas de pinball en `Big´, cocaína y coches en la vida real”. Noah Gittel exponía que quizás el declive de este ciclo de películas se había acentuado a partir del 2008 cuando la crisis económica había disipado la gracia relativa a ver un mundo dominado por niños o por adultos que se comportaban como niños. Parece que el próximo paso en este proceso es reflejar ese espíritu juvenil al que indudablemente está unido el capitalismo contemporáneo como una fuerza demoniaca.

“Big” (Penny Marshall, 1988).
“Big” (Penny Marshall, 1988).

Referencias:

– Sobre “The Purge”

– Sobre la máscara de Anonymous

– Sobre video de Pixies

– Sobre “Big”