Spencer Tunick
Intervención fotográfica en Valencia
En el marco de las actividades del festival Intramurs
Sábado 30 de marzo de 2019

A modo de descripción informativa
‘Valencia. La piel del mediterráneo’ es el título de la última performance del célebre fotógrafo norteamericano Spencer Tunick, realizada en el marco de las actividades del festival Intramurs, el 30 de  marzo de 2019 en la ciudad del Turia.

Tunick, famoso por sus fotografías de desnudos masivos en grandes espacios naturales y ciudades de medio mundo, congregó, aproximadamente, 1.300 personas voluntarias para tomar cuatro fotografías enmarcadas bajo el tema reivindicativo de los derechos de la mujer y el empoderamiento femenino.

Las cuatro performances fotográficas, llevadas a cabo alrededor de las Torres de Serranos de la ciudad de Valencia, se compusieron con los miles de cuerpos desnudos de los hombres y las mujeres participantes.

Performance fotográfica de Spencer Tunick. Foto: Begoña Siles
Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles

La primera escena, tomada en el propio Puente de Serranos, constaba de tres figuras: la primera, con el hombre tumbado y la mujer de pie; la segunda, con la mujer poniendo su pie sobre el pecho del hombre, y la tercera, con las mujeres dando las manos a los hombres para que se pudiesen levantar.

Performance fotográfica de Spencer Tunick. Foto: Begoña Siles
Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles

La segunda escena, fotografiada en la Plaza de los Fueros, tenía dos posiciones: una con el hombre en posición fetal y la mujer de pie enfrente, y la otra, con el hombre de rodillas y la mujer dándole la espalda.

Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles
Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles

La tercera escena, realizada en la calle Roteros, contaba con la participación exclusiva de los hombres, tapados, a modo de crisálidas, con una tela blanca transparente.

Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles
Performance fotográfica de Spencer Tunick en Valencia. Foto: Begoña Siles

Y la cuarta y última, se llevó a cabo bajo el árbol magnolio que hay en la esquina de Conde Trenor. En esta escena, sólo participaban las mujeres. Sus cuerpos tumbados se extendían como rizomas  alrededor del inmenso e imponente ficus.

La experiencia

Con esa acción decisiva de quitarse la ropa y participar en la instalación fotografía de Tunick, los miles de participantes expresaban una euforia catártica y unitaria propia de aquellos que sienten, de alguna manera, que han realizado un acto transgresor. Pero conviene recordar que Tunick, después de la querella contra el alcalde de New York en 1994 (la cual ganó) solo realiza sus instalaciones cuando consigue todos los permisos legales de la autoridad competente.

De este modo, Tunick cumple con la ley, no la transgrede. En todo caso, la trasgresión se situaría en otro marco ajeno a la ley civil y más próximo a ese otro precepto cultural relacionado con lo ancestral: el tabú al cuerpo desnudo. Los individuos participantes, así, sienten un acercamiento a un estado de naturaleza.

Spencer Tunick, en un momento de su intervención fotográfica en Valencia. Foto: Begoña Siles
Spencer Tunick, en un momento de su intervención fotográfica en Valencia. Foto: Begoña Siles

La mirada de Tunick

Tunick convierte a los miles de individuos desnudos en una forma compacta y abstracta. Una masa de cuerpos, sin vestimenta, que se extiende como una materia por el pavimento, por el asfalto o por la tierra. Y, como señala el fotógrafo, “creando un cuerpo vivo, orgánico que revela, desafía o reconfigura los puntos de vista de la desnudez y de la privacidad”.

La mirada fotográfica de Tunick revela los cuerpos desnudos de hombres y mujeres como una masa de la naturaleza, despersonalizada, simplemente cuerpos, sin sexualidad, sin erotismo, sin pornografía. Los cuerpos desnudos se expanden como una sustancia viva por el paisaje urbano en una confrontación entre la naturaleza y la cultura.

Y será la experiencia de la desnudez, como estado orgánico y natural, sobre la cultura, lo que prime ante la lente de Tunick, como ante el sentimiento de los participantes. Una desnudez que evita el repliegue del individuo sobre sí mismo y propaga un estado de comunión propio de un grupo atávico.

Spencer Tunick, durante su intervención fotográfica en Valencia. Foto: Begoña Siles
Spencer Tunick, durante su intervención fotográfica en Valencia. Foto: Begoña Siles

Se podría decir, como señala Georges Bataille en su libro ‘El erotismo’, que la acción decisiva de las performances fotográficas de Tunick de quitarse la ropa lleva al fotógrafo y a sus modelos a soportar “que somos seres discontinuos, individuos que mueren aisladamente en una aventura ininteligible; pero nos queda la nostalgia de la continuidad perdida. (…) La desnudez se opone al estado cerrado, es decir, al estado de la existencia discontinua. Es un estado de comunicación, que revela un ir en pos de una continuidad posible del ser, más allá del repliegue sobre sí”.

Una idea que Spencer Tunick afirma en las múltiples entrevistas: “Los participantes toman conciencia, en estos retratos de grupo, de la vida, de la muerte y del arte”.

Quizá sea ese sentimiento de comunión el que consiga que se produzca un silencio casi sepulcral, en el momento en que Tunick toma la cámara para sacar la fotografía del retrato grupal.  En ese instante, el murmullo producido por las miles de personas desnudas se ensordece: nada se oye, nadie se mueve.

Fotograma de 'Anticristo', de Lars von Trier.
Fotograma de ‘Anticristo’, de Lars von Trier.

Cuerpos como naturaleza: de lo imaginario a lo siniestro

Los retratos masivos de individuos desnudos no sólo forman una figura abstracta, sino también conforman el cuerpo como una masa de la naturaleza. Los cuerpos desnudos de toda puesta en escena de Tunick son retratados sin provocación, con una mirada casi naif que embellece la desnudez. Quizá lo que Spencer Tunick está presentando, tal y como apunta Carlos Cuadro, director del Centro Niemeyer de Avilés, “son los cuerpos en el paraíso. Su cámara es testigo de su particular visión del Juicio Final, no desde una visión simbólica religiosa, sino desde un racionalismo humanístico que sabe que no hay más paraíso que los cuerpos desnudos en contacto con la naturaleza”.

Por ello, en esta última instalación de ‘Valencia. Piel del Mediterráneo’, los cuerpos desnudos que se fusionan con la naturaleza, en concreto con el espléndido magnolio de Conde Trenor, sean sólo los cuerpos de las mujeres. De tal modo, el concepto de reivindicación y empoderamiento femenino, que subyace detrás de esta performance, alcanza en esta puesta en escena toda la coherencia en la obra del fotógrafo: el cuerpo femenino imaginario enraizado a modo de rizoma con el magnífico árbol. De nuevo, en esta performance fotográfica, el cuerpo femenino es representado como expresión máxima de la naturaleza.

Y ante esa visión imaginaria de la fotografía de Spencer Tunick de cuerpos desnudos fusionados a paisajes simbólicos de ciudades o de naturaleza, cabe incluir, por contraste, la mirada siniestra del director danés Lars von Trier en su película ‘Anticristo’ (2009). Lars von Trier muestra los cuerpos desnudos de hombres y mujeres enraizados de manera siniestra a la naturaleza, a la tierra; cuerpos desnudos como metáfora de una naturaleza siniestra y mortal. Y en ese universo de la película, la mujer, el cuerpo femenino, aparece como un cuerpo aciago, un cuerpo abyecto.

Y así, una vez más, el cuerpo femenino queda inscrito como unión imaginaria con la naturaleza –Tunick– o bien como fusión siniestra –Lars von Trier–.

Begoña Siles