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Hasta el 25 de marzo de 2013

Serigrafías de Ibero-Suiza en la colección UPV

Sin duda, la obra gráfica ayudó a democratizar el arte en el s. XX, y concretamente en España, los procedimientos y técnicas de producción seriada comenzaron a tener protagonismo a mitad de los años sesenta, década en la que los ciudadanos con inquietud querían conocer y comprender el arte contemporáneo.

Antonio Alcaraz, comisario de la exposición y autor de la investigación publicada en el catálogo, cuenta que José Llopis Dasí (Liria, Valencia-1926) fue el introductor de la serigrafía artística en nuestro país. Su historia es muy interesante. Había emigrado a Brasil en 1954 intentando salir de las dificultades de la postguerra. Allí trabajó en lo que pudo, consta que lo hizo como dibujante o como fotógrafo entre otras cosas, hasta que conoció y aprendió la técnica de la serigrafía. De Brasil pasó a Uruguay donde trabajó en una floreciente empresa dedicada a tal fin, pero la antesala de la crisis de aquel país le hizo replantearse el futuro y regresó a España con su familia. En su pueblo natal, Liria, creó un modesto taller de serigrafía donde hizo trabajos sencillos (banderines, tarjetas de empresa, y cosas similares) hasta que contactó con Ibero-Suiza a través de los distribuidores que le suministraban material serigráfico. Esta relación sería clave, puesto que con el tiempo,  José Llopis acabaría asociándose con Ibero-Suiza cuando el suizo Karemer salió de la compañia.  Una vez metido en esta empresa, Llopis  desarrolló todo su potencial profesional. Era meticuloso y exigente con los colores. Un amante de su trabajo. En 1966 entró en contacto con Valdés, Toledo y Solbes, y poco después pasaron a producir obra con él, además del propio Equipo Crónica, el Equipo Realidad, Andrés Cillero, Manolo Boix, Yturralde, Teixidor, Zobel o Armengol entre muchos otros.

La exposición está compuesta por una interesantísima selección de serigrafías y de documentos originales para su producción. Algunos con anotaciones clarificadoras para rectificar o definir colores y dimensiones de la obra a producir por Llopis, como es el caso de un boceto de Yturralde que además de un testimonio documental, es una pieza de incalculable riqueza estética. También destaca, un cartel que anuncia un Exposición del Equipo Crónica en la Galería Luis Adelantado, o la serigrafía de Andrés Cillero “Fate l’Amore non la guerra” (1966) que ocasionó problemas de censura y registros policiales a Ibero-Suiza.

Para el proyecto e investigación, Alcaraz, ha contado con la colaboración de Verónica Palomares, amiga personal de la familia Llopis.
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