El trabajo de Sergio Terrones (Valencia, 1990) desmonta, subvierte y por lo tanto increpa a la sociedad dominante y con ello al poder. No nos deja indiferente frente a lo normativo, frente a la ignorancia y tampoco frente al contexto de crisis que nos rodea. Y es que la crisis fue la detonante para poner forma a sus pensamientos y con ello el surgir de su trabajo.

Sus pilares artísticos los conforman la obra de Robert Longo y Juan Genovés cuyos puntos en común, considera, conforman la imaginería de los desastres a través de características cinematográficas. Los protagonistas de su trabajo surgen del poder real de la línea que viene de la mano, la misma que incardina su obra entre la representación tradicional y entre lo abstracto, ofreciéndonos una lectura diferente de la realidad. Su obra, por tanto se nos muestra como una bofetada ante lo real, donde lo tradicional y lo cotidiano, es desmontado.

Sergio Terrones se apropia de la crisis que nos rodea para considerarla como una transición, como un viaje donde se permite jugar con la ambigüedad del mensaje. Y ahí entra la subversión, no sólo en cuanto a técnica sino también en la forma de transmitir el mensaje, cuya influencia bebe del lenguaje graffitero de la estética del 68, el cual ha utilizado en las calles pero que ahora se propone introducir en la sala de exposiciones. La finalidad es la misma: la transmisión del mensaje que conlleva su trabajo, porque la creatividad, es un arma enormemente poderosa e influyente. La obra de Sergio Terrones es un vehículo de conocimiento de ese mundo, de esa sociedad patriarcal enferma que necesita de una solución inmediata y que el arte ofrece frente al músculo de la virilidad, el capitalismo y la guerra.

Los protagonistas de sus trabajos suelen ser los hombres a los que la sociedad patriarcal encumbra como poderosos capitalistas como en su obra Dominio realizada en 2015.

Ellos son los grandes hombres dedicados a las finanzas, los ejecutivos grises de Wall Street envueltos por un fondo ausente, a la vez que dramático, a través del cual se conforma un bucle sin salida en el que predomina la iconografía de la crisis.

La ausencia del color nos introduce en una serie de rostros, acompañados por gestos que escenifican poses del bondage, cuyas ataduras eróticas, impiden el movimiento de alguien, regocijándose en su sumisión. De este modo Sergio Terrones subvierte la representación seria de los altos ejecutivos para convertirlos en marionetas del mismo sistema al que apoyan y respaldan con su trabajo.

Pero, ¿dónde están las mujeres en su obra? Sabedor del llamado techo de cristal, su mirada reconoce que el protagonismo en su trabajo lo han tenido los hombres, fruto de la sociedad patriarcal que nos rodea. Por eso, cuando la protagonista es una mujer, como sucede en su trabajo Dominio realizado el año 2014, la figura femenina, se desdobla por un rostro en el que surge el dolor, por el sufrimiento en silencio de las violencias patriarcales y de un mundo al que le faltan valores tan necesarios como educar en igualdad. Por ejemplo su trabajo Berdad del año 2013, con b alta y no con uve, así lo considera, porque si en momentos de crisis recortamos en educación, la sociedad del futuro será una sociedad sin estudios, sin saber pensar, donde la palabra verdad no sólo será mal escrita sino también confundida, pues la verdad, no representará la fiabilidad, como tampoco lo representan ya la mayoría de nuestros políticos.

En el año 2012, España fue uno de los países europeos donde más se recortó en educación pública1. Durante 2014, el 21.9% de personas entre 18 y 24 años de edad, según datos del INE-EPA, no habían completado la segunda etapa de enseñanza secundaria y no seguían ningún tipo de formación. Y es que la consecuencia de la crisis la hemos sufrido la población a través de los recortes sociales, priorizando el ajuste fiscal para afrontar el creciente peso de la deuda. En El juego del año 2013 Sergio Terrones escenifica los malabarismos de la gente joven para poder llegar a final de mes, lo cual también significa poder estar dentro de un sistema capitalista que no ha sabido dar cabida a la generación de españoles y de españolas más preparada académicamente.

Algo tan sencillo como puede ser un juego infantil, nos habla de los equilibrios económicos que tenemos que hacer la mal llamada generación perdida para poder subsistir. En “El estado somos nosotros” (L´État c´est moi) del año 2014, una serie compuesta por tres obras, los protagonistas son seres que escenifican el dramatismo con sus gestos y poses pero cuyo fondo deja paso a la reflexión, pues unas líneas amarillas, similares a papeles o recortables infantiles, nos hablan de la manipulación de la sociedad en tiempos de crisis, aplicándonos ciertas dosis de miedo e incertidumbre.

Su obra por tanto escenifica una pluralidad donde vernos reflejados y reflejadas porque víctimas de la crisis, hemos sido todos y todas, no sólo tú.

Irene Ballester Buigues

1 Recortes en educación: España a la cabeza de los países de la UE donde más caen los presupuestos

http://www.huffingtonpost.es/2014/11/13/recortes-educacion-espana-ue_n_6149902.html

Espai d’Art de El Corté Inglés de Nuevo Centro, Valencia
Hasta el 28 de febrero de 2016