La misma savia, de José Saborit
Galería Shiras
C / Vilaragut, 3. Valencia
Hasta el 22 de octubre de 2016

“Mira el tronco desnudo, cómo corre por ti su misma savia”. Estas palabras, entresacadas del libro de poemas ‘La misma savia’, XXX Premio Unicaja de Poesía 2015, sirven a José Saborit de evocación para una de sus pinturas. De hecho, así se ha ido gestando la exposición que lleva el mismo título del poemario y que acoge la galería Shiras de Valencia: en fructífero diálogo. Un diálogo ajeno a los dictados que impone la más estricta comunicación, porque de lo que se trataba era de provocar “la experiencia estética similar” que, a juicio de Saborit, transmiten la poesía y la pintura, por separado y, tras un trabajo de dos años, ahora juntas.

Obra de José Saborit en 'La misma savia'. Imagen cortesía de Shiras.
Obra de José Saborit en ‘La misma savia’. Imagen cortesía de Shiras.

Y es que para salir de la cárcel del lenguaje a la que aludía Nietzsche, obsesionado con destruir a martillazos las férreas palabras, Saborit cree en el poder simbólico de la poesía y la pintura: “Comparten un destino común en medio del universo actual poblado de imágenes, porque nos enseñan a mirar de otra manera”. Mirada que Saborit pone al servicio de ambas disciplinas, dejándose llevar por su fuerza evocadora. “Me muevo a golpes de emoción e intuición”.

Los paisajes que reúne en la exposición ‘La misma savia’ son fruto de un doble diálogo: el ya señalado de sumar poesía y pintura, y el igualmente fructífero de establecer concomitancias entre la naturaleza exterior y la interior humana. De ahí esa misma savia que dice Saborit recorrer por igual “el mundo vegetal y el humano”. En todo caso, se trata de recorrer la exposición sumando sensaciones y olvidándose de los compartimentos estancos tan habituales en el lenguaje de la comunicación o de la política.

Obra de José Saborit en 'La misma savia'. Imagen cortesía de Shiras.
Obra de José Saborit en ‘La misma savia’. Imagen cortesía de Shiras.

“La palabra forma parte del logos, de la razón, pero de todos los lenguajes posibles la poesía es el más irracional porque rompe con sus reglas”. Que es lo que hace Saborit: romper con las cómodas adscripciones, para que la naturaleza de esos paisajes ligados a ciertos pasajes de su obra poética hagan brotar numerosas interrogaciones. Hay paisajes más claros, amables, y otros más inquietantes, pero todos ellos atravesados por esa misma savia que destilan las palabras y las imágenes cuando se desprenden de las cadenas del mensaje.

Incluso el hecho de que haya más o menos figuración, en forma de nítidos árboles, o abstracción resulta accesorio. “La disyuntiva entre figuración y abstracción está superadísima. A veces sale algún árbol y en otras los colores, el aire, la atmósfera, pero van de la mano”. Como van de la mano las palabras y las imágenes. Como en uno de los paisajes marinos: “La rectitud no existe, el mar se riza y vuelve sobre sí cualquier camino”, se puede leer en una de las ventanitas que Saborit abre a modo de escaparate por el que adentrarse del verso a la pintura.

Vista de la exposición 'La misma savia', de José Saborit. Imagen cortesía de Shiras.
Vista de la exposición ‘La misma savia’, de José Saborit. Imagen cortesía de Shiras.

En otro se dice lo siguiente: “El destino del blanco es amarillo: no amarillo solar, sino amarillo tiempo”. Y Saborit recuerda que estaba pintando un cuadro blanco “y se me amarilleó”. Lo recuerda como una faena a la que le dio la vuelta: “Pensé, es verdad, es amarillo de viejo, del paso del tiempo”. Y así lo dejó, evocando el tiempo que la poesía y la pintura rememoran a partir de la propia experiencia. Un tiempo que Saborit ha ido depositando en su obra a lo largo de los dos últimos años y que ahora expone en Shiras. Por eso los paisajes, como su estado ánimo, van cambiando de una pintura a otra, reflejando “mis propias subidas y bajadas, mis momentos más soleados junto a otros más grises”.

‘La misma savia’ es un “ejercicio de diálogo entre poesía y pintura, presencia vegetal y paisaje”, en el que existen “relaciones fluidas” y donde “se respira un mismo aire”. Los parentescos entre palabras e imágenes Saborit los deja al espectador: “Que cada cual establezca los suyos”. Él se ha limitado a liberarlos de la cárcel del lenguaje.

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Una de las obras de la exposición de José Saborit. Imagen cortesía de Shiras.
Una de las obras de la exposición ‘La misma savia’ de José Saborit. Imagen cortesía de Shiras.

Salva Torres