#MAKMAEntrevistas | Reflexionar la pandemia. Cultura vs coronavirus (III)
Jueves 19 de marzo de 2020

Avanzan las jornadas de confinamiento y la paciencia se torna quebradiza. Nuestro preceptivo exilio interior parece habernos convertido en objeto de un confuso ensayo de laboratorio. El entorno doméstico, que habitualmente nos cobija, se torna ahora con un cariz inusual de arresto, exhortándonos a fabular con aquella remota vida del mundo exterior.

La paradoja nos acecha; algunos hemos creado siempre como individuos atomizados y la fisicidad de nuestro aislamiento nos hace desear desenvolvernos en comunidad. Tal vez no seamos más que un cadáver exquisito y este la fórmula extraordinaria para sobrevivir.

En consecuencia –tras la primera y segunda entrega de ‘Reflexionar la pandemia. Cultura vs coronavirus’–, desde MAKMA proseguimos invitando a difundir su testimonio a un diverso elenco de profesionales de las artes visuales, literarias, cinematográficas, universitarias e institucionales, procurando respuesta a variadas cuestiones que nos ofrecen una interesante y lúcida reflexión acerca de cómo aquellas personas que vivimos y participamos de la cultura afrontamos desde el hogar la presente pandemia de coronavirus.

1) ¿Dónde y en qué situación te encuentras?
2) ¿Cómo te imaginas el escenario inmediato y cuáles serían, a tu juicio, las consecuencias a medio y largo plazo en lo social, cultural, económico y político?
3) Tras el decreto de estado de alarma, ¿de qué modo afrontas tu confinamiento? ¿Qué lecturas y/u otras actividades llevas a cabo?
4) Comentarios y conclusiones.

ALEJANDRO MACHAROWSKI (PROFESOR Y RESPONSABLE DE RR.II. DE ESAT | VALÈNCIA)

1) Me encuentro en casa, València ciudad, aislado, según lo indicado por el Gobierno el pasado sábado. Aunque, observando lo que estaba sucediendo, me autoaislé el miércoles 11 por la tarde. Desde entonces, estoy trabajando desde casa. Estoy bien, adaptándome a la nueva situación.

2) Es una pregunta muy compleja para algo que recién empieza. Nunca hemos vivido algo así, podemos imaginar muchas cosas; sin embargo, la realidad siempre va más allá. No sabemos cómo acabará esto, ni lo que sucederá en este proceso de prevención del contagio del COVID-19. Entiendo que las personas estamos actuando como si estuviéramos ante una guerra bacteriológica (lo vemos en el supermercado), pero no estamos viviendo una guerra, sino la llegada de un nuevo virus que no tiene vacuna. De ahí que las autoridades sanitarias y los Gobiernos aíslen a su población para que el problema no se extienda de manera vertiginosa.

Evidentemente, habrá consecuencias en nuestro día a día, no somos conscientes de todo lo que conlleva la vida de una sociedad como la actual: sociedades complejas e hiperconectadas. Y no me refiero solamente a Internet, sino también, entre otras muchas cosas, al tráfico marítimo de contendedores que traen mercancía de todas partes del mundo. Podemos comprar espárragos cultivados en Indochina o propóleo de Afganistán, lugares muy alejados de nuestro territorio y, sin embargo, esos enormes barcos llegan al puerto de nuestras ciudades todas las semanas, la conexión es inevitable. Creo que después de esta crisis la globalización se revisará.

Por momentos, creo que estas medidas deberían tomarse ante el cambio climático; el aumento de la temperatura no es un virus, pero en algún momento habrá que regular la actividad humana para frenarlo, y de forma similar a las medidas que se han tomado contra el COVID-19. Detener o ralentizar la vida de una sociedad tiene consecuencias económicas y sociales negativas, es lógico, en un sistema económico como el nuestro en el que el dinero manda. Atacar su movimiento perjudica económicamente, lo material es el valor en el que se basa el sistema actual en el que vivimos; lo retroalimenta, lo sostiene. Las leyes del mercado, dicen. Esto conllevará cierre de locales, quiebre de pymes, agotamiento de los autónomos… Será muy duro.

En cuanto al escenario cultural, si bien está sufriendo una crisis acentuada en los últimos años con las políticas restrictivas a nivel nacional de los Gobiernos conservadores (2011-2015), después del virus seguirán existiendo, lógicamente, pero se verán afectadas. Tras la crisis por el virus, el Estado deberá velar por la cultura, como lo viene haciendo, garantizar este acceso. El sector cultural privado –sin la ley de mecenazgo, anunciada y prometida por el PP– lo tendrá más difícil, se tendrá que innovar para obtener nuevos recursos.

En lo político, es posible que la coalición del actual Gobierno a nivel nacional haga un buen trabajo y que no solo acabe sus cuatro años de mandato, sino que podría repetir. Si bien es cierto que esto último dependerá principalmente de la manera en que gestione esta crisis, así como sus consecuencias económicas y sociales. Pareciera que cuando gobierna la izquierda en España cayera una catástrofe que nace en alguna parte del mundo echando por tierra lo positivo. Si en 2008 fue Lehman Brothers, en 2020 se llama COVID-19. Es fundamental que el país avance y consolide los cambios que la sociedad demanda. En la Comunidad Valenciana espero que se continúe con el actual modelo de gestión, sensatez, sentido común y diálogo.

3) A nivel personal, estaré en contacto con mi familia, amigos y compañeros. Es importante conocer cómo estarán nuestros seres queridos en días que serán difíciles. En lo profesional, trabajaré desde casa en modo online, a través de videollamadas, chats, teléfono y redes sociales.

Mi ocio consistirá en escuchar música, ver películas o series de televisión. Las plataformas virtuales son variadas y completas, podríamos estar meses aislados con ellas. También tendré tiempo para informarme, leer y escribir. La investigación nunca termina.

4) Espero que la sociedad se recupere pronto de este enorme problema. La paralización de un país (o de un continente) no es algo de lo que podamos recobrarnos prontamente, nos llevará todo el año y marcará nuestras vidas. Pero soy positivo.

ANDRÉS HERRAIZ (INVESTIGADOR DEL DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA | VALÈNCIA)

1) Estoy en mi casa, en València, circunscrito a mi mesa de trabajo y a los libros que desde hace meses aguardan ser leídos.

2) Considero que las consecuencias a corto plazo del estado de alarma sobre el que se ha puesto a la población española ya son visibles en supermercados y grandes superficies comerciales. El COVID-19 ha conseguido que los ciudadanos de a pie saquen sus peores galas, se vistan de histeria colectiva y releguen a un segundo plano los valores solidarios que frente a una situación de emergencia deberían surgir de manera espontánea.

Es muy bello ver cómo, imitando a los italianos, en algunos patios valencianos se escuchan dolçainas y se entona el cancionero fallero. No obstante, otra cara ha de ser expuesta a la luz, aquella que deja a ancianos y ancianas llorando frente a los estantes vacíos de los supermercados sin saber qué llevarse a la boca porque familias enteras han arrasado con las bandejas de carne y alimentos básicos. Considero que las consecuencias a medio y largo plazo han de partir de una toma de conciencia y una actitud empática, no solo con la médico o el enfermero, sino con nuestros vecinos y conocidos, aquellos con los que compartimos escalera, con los que nos cruzamos en la cotidianidad; para ellos hemos de tender nuestra mano solidaria en estos momentos donde parece que prima la máxima del “sálvese quien pueda”.

3) Estos días de aislamiento, con una tesis doctoral en curso, las lecturas que acompañarán mi confinamiento serán todas aquellas que a lo largo de este último año he ido relegando a un segundo plano. De este modo, autoras como Alison Moore o Isabel Speyart van Woerden acompañarán a los ya ajados libros de Warburg, Panofsky o Walter Mitchell.

4) Apaga la tele y enciende un libro.

BEGOÑA SILES (PROFESORA Y DIRECTORA DE LA CÁTEDRA LUIS GARCÍA BERLANGA DE LA UNIVERSIDAD CEU-CARDENAL HERRERA. CRÍTICA DE CINE Y ARTE | VALÈNCIA)

Fotografía: Pedro Hernández.

Viernes 13 de marzo de 2020. 15:45 horas. Declaración del estado de alarma por el Gobierno español. Confinamiento en casa. Las calles se han quedado vacías, el ruido de los viandantes, de los coches, se ha evaporado. Las palomas toman la aceras. Otros sonidos, antes imperceptibles, resuenan en este silencio de la ciudad. Un tono de poético patetismo cubre las calles, en el sentido de que conmueve profundamente hasta producir dolor y tristeza. La sombra del coronavirus pulula por ellas, dejando en evidencia no solo lo impredecible de las consecuencias –aunque para los expertos, catastróficas a nivel económico–, sino también la vulnerabilidad e incertidumbre del ser humano ante la existencia.

La sombra del coronavirus refracta la imagen de la muerte, a la vez que refleja el miedo a esa “dama negra” a la que todos estamos destinados a saludar –con la mano o sin ella–.

Si la certidumbre de la muerte ofrece el sentido de la vida, el arte –esa capacidad inútil para satisfacer las necesidades biológicas, pero imprescindible para sobrevivir a los infortunios de la vida– nos puede ayudar a hacer más llevaderos estos días de confinamiento. En la película ‘La lista de Schindler’, de Steven Spielberg, se habla de trabajadores “esenciales”, como aquellos que tienen un oficio que resulta “útil para la guerra”. Un judío que es músico pregunta: “¿Desde cuándo no es la música esencial?” La ministra de Cultura alemana, Monika Grütters, responde a esa cuenstión, en estos momentos de pandemia, anunciando un programa de ayudas específicas para el sector cultural, por entender que produce bienes de esencial necesidad. Apostemos, pues, por la literatura, la música y el cine. Un aplauso desde los balcones para los creadores.

BOKE BAZÁN (DISEÑADOR | VALÈNCIA)

1) En casa, con mi chica y bien de salud.

2) El Papa morirá por el coronavirus, así como el colegio cardenalicio al completo; esto permitirá que Christine Lagarde se haga con el poder en el Vaticano tras asesinar a más de un competidor. La perplejidad y descontrol de los católicos conllevará una revuelta sangrienta y posterior guerra contra los extraterrestres, veganos y el colectivo LGTBI. Iniciada en Roma y de alcance global, implicará tal hambruna que solo sobrevivirán los caníbales. Judíos y musulmanes se fusionarán en una sola iglesia para controlar el petróleo y las finanzas del mundo. Los no convertidos serán ejecutados, y la invasión de Europa se completará en 66 años. No habrá crisis económica; Rodrigo Rato dirigirá el FMI.

El Real Madrid, Mercadona y Felipe VI serán comprados por grupos inversores de China. Rosa Díez será presidenta del Gobierno de una España que, tras las sucesivas independencias, se reducirá a un territorio tan extenso como Andorra, donde no se pagarán impuestos por ser paraíso fiscal, con la peseta por divisa con la cara de Franco por un lado y la reina de Inglaterra por el otro.

Sánchez Dragó y Pérez Reverte, tras liderar el exterminio de los influencers, instagramers y youtubers, serán beatificados y enterrados junto a Dalí en el Valle de los Caídos. El coronavirus será vencido.

3) A base de heroína, ya que el hachís y la cocaína son drogas más sociales.

Aprovecharé para leer ‘Sabor a hiel’, de Ana Rosa Quintana, ver mucha TV y, entre una cosa y otra, haré el cambio de armarios.

4) Siempre se van los mejores.

CARMINA BURGUERA (DISEÑADORA Y FUNDADORA DE PILLOWS4LIFE | VALÈNCIA)

1) En València. Llevo una semana ya por casa. Pasé unos días acatarrada y eso me hizo reaccionar rápido, cerrando el estudio el lunes pasado (9 de marzo) a visitas y a colaboradores, por riesgo al contagio. ¡Afortunadamente, estoy bien!

2) Ante este fundido a negro, intento afrontarlo desde la serenidad, con preocupación y atención a partes iguales. Opto por instalarme en el optimismo, deseando que la realidad no sea tan lineal como nuestros razonamientos. Nos enfrentamos a contextos de incertidumbre, vamos a necesitar valor y aceptación para seguir adelante ante los incalculables costes, pues dependerá de cada uno de nosotros bastante más de lo que tendemos a creer. Ojalá el dolor dé paso a la reflexión de lo verdaderamente valioso.

3) Estoy entrenada en la flexibilidad y no me está costando demasiado adaptarme mentalmente al nuevo escenario. He trasladado trabajo a casa, el trabajo artesanal lo recomiendo especialmente en estas circunstancias, pues aísla la actividad mental, como la lectura o la música. No soy de rutinas, no me he planteado nada concreto: ¡sigo con todo junto y mezclado adelante! Lo que seguro voy a hacer es darme un baño de ensimismamiento. No me he aburrido nunca.

4) He de confesar, también, que me viene el recuerdo de lecturas lejanas como ‘El ensayo sobre la ceguera’, de Saramago, en forma de zarpazo. Y, por último, reconocer que sería extremo no poder comunicarme con mi hijo, familia y amigos, que es como un suelo de paz para el día a día.

JOSÉ LUIS GARCÍA-BERLANGA (CINEASTA | MADRID)

1) Entre el encierro familiar/casero y mi lugar de trabajo.

2) El escenario actual todavía lo veo oscuro para largo, las consecuencias van a ser terribles en lo social y para la economía. Será la última oleada tecnológica para expulsar a los mayores de la sociedad activa.

3) El encierro forzoso lo veo como el voluntario, leyendo mucho, sobre todo libros de historia que tengo acumulados, y buscando series y películas por las plataformas.

4) Estamos jodidos.

JUAN PEDRO FONT DE MORA (DIRECTOR DE LA LIBRERÍA RAILOWSKY | VALÈNCIA)

1) Estoy bien, en casa, con mi familia y teletrabajando.

2) Las consecuencias en mi sector, el cultural, son desastrosas. La mayoría somos microempresas con una economía muy justa. El cierre de uno o dos meses va a suponer un problema, en algunos casos, insalvable. Hemos tenido que aplazar la Fira del Llibre de València, que en muchos casos supone un 15-20 % de facturación anual. Railowsky realiza mucha promoción externa. Voy a dejar de ir a tres eventos en el próximo mes…

3) Objetivos: pues eso que nunca puedes hacer, como realizar un inventario exhaustivo de libros y fotografías. Ordenar y tirar trastos, avanzar con los trámites de la Fundación Railowsky. En definitiva, preparar el futuro, que seguro será mejor que el presente.

Lecturas: seguiré como siempre. Ahora estoy con un libro de relatos delicioso, duro, pero delicioso: ‘Estrómboli’, de Jon Bilbao, publicado por Impedimenta. Luego seguiré con otro. Es con lo único que no tengo problema, tengo libros para dar y vender (ja, ja, ja).

Cine: veré ‘El irlandés’, de Scorsese, en casa, en el sofá, con unas cervecitas y una papas. ¡¡¡Son tres horas!!!

MANEL COSTA ( POETA | VALÈNCIA)

1) En principio, la buena noticia es que todavía estoy y soy. En mi casa, con la salud en perfecto estado y jugando al dominó con ella.

2) La situación que ya estamos viviendo es muy seria en todos los aspectos, pero, desgraciadamente, presumo que las circunstancias van a agravarse, llegando a cotas desconocidas; sin embargo, sorprendentemente, con recuperación rápida. Aunque esta experiencia, a mi juicio, cambiará diversos ítems de cómo entender esta sociedad. Menos mal que los artistas, los poetas, los músicos, los creadores, en definitiva, estaremos ahí para hacer más soportable esta mierda de sociedad.

En lo social y cultural, me temo que no solo no va a mejorar, sino que es casi seguro que va a empeorar (si cabe), en beneficio de los dos siguientes asuntos.

El tema político y económico, al menos para mí, son dos cosas indescifrables e incognoscibles. Ahora bien, tengo claro una cosa, o el capitalismo desaforado que padecemos desaparece o la solución no la veo por ningún sitio. Y en lo político, tan solo recordar un adagio que escuché en mis años mozos y que me marcó políticamente para toda la vida: “Si un rico y un trabajador votan al mismo partido, uno de los dos se equivoca…, y ese no es el rico”.

3) Para mí ha sido una circunstancia favorable, pues tenía trabajo atrasado y me ha venido de puta madre. Escribir, leer, escribir, leer, escribir, leer…

4) Francamente, no sé cómo va a acabar esto, pero no creo que muy bien. Para mí, en cuanto a mi producción poética, artística, etc., no va a cambiar demasiado con referencia al pasado. Desde hace más de cuarenta años que he transitado por las periferias del arte y las letras, de modo que continuaré con mi devenir diario, sin demasiada preocupación y sin demasiado éxito, como debe ser.

MARTÍN FORÉS (ARTISTA | VALÈNCIA)

1) Estoy actualmente en València y superactivo, como siempre (¡¡la actividad va por dentro!!).

2) Esta pregunta supone un mogollón de preguntas (no es justo, cabroncetes). A ver, el escenario inmediato es de stand-by, pero confío plenamente en la capacidad creativa y fuerza regenadora mediterránea. Estamos en un mundo globalizado, pero no olvidemos nunca que somos puros mediterráneos en todos los aspectos. ¡¡Siempre optimista!! Lo económico es aparte, la moral prevalecerá.

3) Sé la putada que supone para mucha gente, pero en mi caso ha sido una bendición. ¡¡¡Por fin voy a aprender a dibujar!!! Jamás pude disponer de tanto tiempo libre para el aprendizaje, ¡¡y sin remordimientos!!

Algunos tenemos la suerte de poder trabajar aislados y solos. Estoy hasta nervioso por la cantidad de cosas que puedo hacer: leer, vinito, dibujar, vinito, cine, vinito, amor, vinito, familia, vinito, historia, vinito, amigos, vinito, ¡¡¡bocetando proyectos cómo loco!!!

4) A pesar de todo, no sabemos lo que tenemos. ¡¡¡Somos unos putos afortunados, coronavirus incluido!! He tabajado mucho en África.

NURIA ENGUITA (COMISARIA DE ARTE, EDITORA DE LA REVISTA CONCRETA Y DIRECTORA DE BOMBAS GENS CENTRE D’ART | VALÈNCIA)

1) Estoy en casa, en València.

2) El escenario inmediato me parece que va a durar bastante más de 15 días, por lo que necesitamos mucha paciencia y, como me mandaba el otro día un amigo (escritor) en un mensaje, lo recomendable es «leer y quererse bien». Las consecuencias ahora y más tarde me parece que van a ser muy duras, sobre todo para un gran número de personas con vidas y trabajos precarios. Dependerá de cuánto dure, de cuales sean las prioridades en la recuperación y de cómo se gestione la crisis a la que nos llevará esta parada en seco de la vida social, económica y cultural, este aislamiento, este cierre de fronteras, este estado de alarma que es también de excepción. Mientras tanto, intentamos sobrellevar la situación, cada una como mejor puede.

3) Estoy trabajando en casa, vía Skype, con el equipo de Bombas Gens. Cuando acabo mi jornada, preferentemente leo, hago una sesión de pilates y veo alguna película en Filmin o Netflix. Estoy leyendo el libro de Giuliana Bruno ‘Surfaces: Matters of Aesthetics, Materiality, and Media’, sobre la cuestión de las pantallas y las superficies y las relaciones entre el lienzo, la pantalla, la arquitectura y el cine, muy interesante en relación a nuestra exposición ‘Hiperespacios’ y el trabajo de Inma Femenía. Ese libro me ha llevado a repasar la filmografía de Wong Kar-Wai.

He acabado ya el libro de relatos recién editado de Paco Inclán, ‘Dadas las circunstancias’, otra joyita de este originalísimo escritor de relatos, donde un humor sutil y una ironía certera no esconden una inteligente melancolía. Tengo a medias el libro de Aixa de la Cruz, ‘Cambiar de idea’, una joven escritora que ya entiende la vida como conflicto y transformación. Y tengo reservado otros, entre ellos, uno cuyo título resuena demasiado, ‘El silencio de la cultura’, de Carmen Pardo, cultura silenciada durante el siglo pasado, en este caso por el consumismo y los mass media.

Y entre lecturas y trabajo, conversaciones con mi marido y con mi hijo, por teléfono o Skype con amigos y familiares, y buenas comidas.

4) Al igual que muchas otras instituciones culturales, el centro de arte que dirijo, Bombas Gens, continuará activo en el plano virtual durante el tiempo que tenga que estar con sus puertas físicas cerradas. Para ello, se adaptarán las publicaciones a esta nueva dinámica, apostando así por la tendencia #CulturaEnCasa, y ofreciendo a los usuarios una manera de seguir en contacto con el centro de arte mientras duren las medidas de confinamiento domiciliario.

OUKA LEELE (FOTÓGRAFA, PINTORA Y POETA | MADRID)

1) En mi casa. Disfrutando de la quietud y el silencio.

2) En Francia dejan salir para hacer deporte. Las medidas siempre han de contemplar no dañar. Yo espero que haya una transformación social. Confío en los humanos, que ante la adversidad sacan de su corazón todos sus tesoros, amor, solidaridad, creatividad, como ya se está viendo. Conmueve lo buenas que son las personas. Y creo que vamos a sacar diamantes de este pozo.

Estamos, por primera vez en muchísimo tiempo, viviendo algo excepcional que es tener tiempo de manera colectiva para parar y para mirarnos. Interiorizar y darnos cuenta de cuantísimas cosas son prescindibles.

3) Dibujar, tocar el piano, hacer ejercicio a diario, meditar varias veces al día. Leer muchos libros interesantes que llevo aparcando mucho tiempo.

Por mi parte, me ha sorprendido que mi propia necesidad de parar, de introspección, silencio, soledad…, haya coincidido con el momento social que vivimos. Creo que tenemos que ser muy fuertes y tener y mantener un estado de consciencia muy elevado, porque parece que se nos está exigiendo a toda la humanidad un cambio.

4) Creo que muchos nos estamos planteando un cambio en nuestras vidas, que hay un antes y un después, y que ya no vamos a ser los mismos. Nos estamos entrenando estoicamente para ser mejores, más humanos.

PACO ROCA (DIBUJANTE | VALÈNCIA)

1) Pues en pijama y trabajando. La verdad es que en eso no ha cambiado mucho mi rutina. Si hay que verle la parte positiva a esto es que hacía muchos años que no tenía la agenda tan despejada, y puedo centrarme en el trabajo.

2) Sin duda, tendrá unas graves repercusiones económicas. Y, como ocurre en todas las crisis, los que tienen mucho ganarán más y los demás pagaremos los costes de esto. Pero saldremos adelante una vez más.

3) Más de una vez había pensado en que me gustaría tener un botón para poner en pausa el mundo e intentar ponerme al día. Bueno, en cierta forma eso se ha cumplido para mí y para todos. Es un momento de buscarle la parte positiva y hacer esas cosas que tenías pendientes. Yo he puesto al día el correo, ordenado mi estudio, estoy trabajando sin interrupciones y pasando más tiempo con la familia. Esto lo digo los primeros días de la cuarentena, no sé si seguiré siendo tan optimista dentro de quince días.

PAPU SEBASTIÁN (CANTANTE, GUITARRISTA Y COMPOSITOR DE POLOCK | VALÈNCIA)

1) Me encuentro, por el momento, perfectamente. Eso sí, tras informarme más acerca de la situación y por su calado tan grave, novedoso y desconocido, decidí quedarme en casa desde el jueves (12 de marzo), junto con mi pareja, para estar lo mínimo posible expuesto y para tratar de que la situación se controle cuanto antes.

2) Las consecuencias, además de las económicas –que, entiendo, a día de hoy son incalculables e imposibles de recuperar–, las tendremos que ver con el tiempo. A mi juicio, creo que nos ha puesto en alerta a todos de lo frágiles que somos. Eso sí, el escenario más inmediato es seguir quedándonos en casa (#quedateencasa).

3) El confinamiento es una medida necesaria e imprescindible. Voy a tratar de llevarlo de la manera más amena posible. Estoy en casa junto a mi pareja, tratando de no alarmarnos demasiado, de ocupar nuestro tiempo con trabajo, libros, cocinando y haciendo bricolaje.

4) Se trata de una situación nueva y en la que, por momentos, pareces envuelto en una película de ciencia ficción, pero todo esto está sucediendo a nivel internacional. Tenemos que aportar todos nuestro granito de arena para no generar caos ni más alarma. También ser responsables, si no por uno mismo, por los demás.

SANTIAGO DE LUCA (ESCRITOR Y DIRECTOR DE LA REVISTA SURES | BUENOS AIRES, ARGENTINA)

1) Me encuentro en la ciudad de Santa Fe, en Argentina. Sigo, como siempre, dedicando las horas a las letras. Y, desde el vínculo que existe entre la literatura y la realidad, observo el escenario nuevo que genera la pandemia.

2) Entramos en un territorio desconocido, pero, como siempre, siento que la literatura ya nos permite imaginar diferentes escenarios. Es imposible no pensar en el libro ‘La peste’, de Albert Camus, donde se muestra cómo la peste hace aflorar lo peor y lo mejor de la naturaleza humana. En este sentido, la pandemia puede, también, ser una posibilidad para redefinir vínculos y prioridades, reconectar con cuestiones esenciales y desacelerarnos. Esto, claro, implicaría un cambio en la economía y en la cultura. Tal vez descubramos que podemos vivir de otra manera.

3) El confinamiento me encuentra intentado hacer –como lo hace durante la peste el personaje del doctor Rieux–, de la mejor manera, lo que sé hacer. Sigo leyendo, escribiendo, diseñando el próximo número de SureS, escribiendo cartas (género que tenía un poco olvidado). Tengo una pequeña biblioteca en Tánger y una grande aquí, que rediseño físicamente estos días. También, más que ver series nuevas, uso algo del tiempo para rever películas. Tengo el hábito de la relectura más que de la lectura. Pero no tenia este hábito tan arraigado en el cine; estos días lo estoy haciendo. Tal vez sea una de las consecuencias de la pausa a la que estamos todos obligados.

4) Rimbaud hablaba de una ardiente paciencia. No hay que estar fuera de la tempestad. El desafío es atravesarla con una ardiente serenidad y coraje. Lo demás no depende de nosotros.

VOLKAN DIYAROGLU (ARTISTA | VALÈNCIA)

1) Estoy en mi estudio, trabajando… Tengo mucho miedo. Mucho miedo de la reacción colectiva humana a los últimos acontecimientos. No entiendo de qué tiene la gente pánico. Si tenemos una única cosa cierta en este mundo es que vamos a morir todos. No entiendo, si vamos a morir todos, por qué seguimos comprando papel higiénico.

En el tema profesional me siento un poco perdido y jodido porque, hasta finales de junio, tengo dos exposiciones y la publicación de una monografía de varios volúmenes sobre mi trayectoria y, ahora mismo, todo esta en el aire….

Normalmente, el hecho de vivir era una cosa complicada ya, y ahora ni te cuento…

2) En lo inmediato veo mucho egoísmo humano. Veo muchos zombis paseando en los supermercados pegando virus entre ellos. Si no conociese bien al ser humano diría que, a largo plazo, lo que está pasando nos haría aprender a cooperar entre nosotros por el bien de todos, con o sin el virus. Eso no sucederá.

El poder económico y politico se aprovechará de la situación para controlarnos más y hacerse más imprescindible, casi seguro. Y nosotros seremos tontos, estaremos dormidos y nos dejaremos manipular.

En lo cultural, este país jugaba en tercera division y caerá a la liga amateur. En el mundo cultural veo mucho apocalipsis a corto plazo. A la larga, los artistas crearán mejores obras porque no tendrán tanto tiempo de hacer networking por ahí. Quizás se centren en lo que producen de una puñetera vez.

En lo económico, pocos ganarán mucho en la bolsa. Con lo que esta ocurriendo podríamos entender que, quizás, tantos viajes, tantos apartamentos y turismo barato, no eran tan necesarios. Podríamos entender que no somos tan grandes personas como pensamos. Somos frágiles. Todo no es dinero, dinero y dinero. Pero tampoco aprenderemos de eso.

3) Yo ya me aislaba en condiciones normales. A veces paso meses sin ver a un amigo. O sea, para mí, en este aspecto, no habrá mucho cambio. Y no sufriré por ello. En todos los casos no pienso hacer caso a la autoridad. No conozco fuerza que me pare a ir a trabajar a mi estudio. Voy solo, ando solo, vuelvo solo. Rutina habitual.

Y, si tengo el virus, quizás lea otra vez ‘Ser y tiempo’, de Heidegger –quería hacerlo desde hace meses y no dispongo del momento para repetir libros–. Pero solo si tengo el virus…

Lo que sé es que no veré ni Netflix ni HBO.

4) Menos networking y más trabajo, chicos…

Merche Medina