PAM! PAM! Exposición colectiva de la UPV
Centro del Carmen
C / Museo, 2. Valencia
Hasta el 11 de septiembre, 2016

Esta es la segunda ocasión en la que jóvenes artistas, todavía estudiantes, de la Facultad de Bellas Artes de San Carlos se enfrentan al portentoso espacio de la Sala Ferreres en el Centro del Carmen de Valencia. PAM! PAM! es el reconocimiento que reciben los alumnos que fueron seleccionados en PAM 15! (es decir, la edición anterior del Festival PAM!) y que esta sería su tercera edición. El objetivo no es solo ofrecer un espacio para visualizar las obras de los seleccionados, sino enmarcar el trabajo de estos jóvenes en un entorno museístico fuera del ambiente de la facultad y, lo que podría ser más importante, en palabras de José Luis Cueto, decano de la Facultad de Bellas Artes, “con un público real”. Coinciden estas palabras con las declaraciones de María Victoria Vivancos, Vicerrectora en la Universidad Politécnica de Valencia, que remarca la dificultad de llevar a las aulas la realidad del futuro que espera a estos jóvenes artistas. De los más de 70 trabajos presentados en la edición de PAM 15! fueron seleccionados 10 proyectos artísticos cuyo resultado, tras un tiempo de maduración, ha sido expuesto ahora.

A pesar de la exposición PAM! PAM! se viene dando desde 2014 en el Centro del Carmen, como ya sabemos, este año se enmarca en un nuevo período regido por “la limpieza, claridad y transparencia”, palabras que el director del Consorcio de Museos, José Luis Pérez Pont, remarcó continuadamente en la presentación de la muestra. Es razón de esto que en sala puede consultarse una hoja con el presupuesto público del proyecto, una sistemática que se repetirá a partir de ahora en los museos del Consorcio.

En este nuevo marco, en apariencia, de nuevas dinámicas culturales, choca enfrentarse a las preocupaciones y anhelos de estos jóvenes artistas que es precisamente el eje que construye la exposición. A pesar de la libertad temática que ofrece PAM! es curioso como muchos de sus trabajos se han avenido en conceptos de crítica política, de plasmación de la sociedad actual, de identidad, e incluso análisis de la propia institución del arte. Jose Luis Clemente, comisario de esta exposición y director del Festival PAM!, habla de que “en casi todas las ediciones se puede observar una gran mayoría de piezas donde se plasma las preocupaciones del artista, las inquietudes de esta nueva generación“.

Pieza del colectivo PPS en a la entrada de la sala. Fotografía: María Ramis.
Pieza del colectivo PPS en a la entrada de la sala. Fotografía: María Ramis.

También José Luis Clemente nos reseña que “tanto la tipología de la Sala Ferreres como la propia muestra, libre de temática, nos permiten observar pequeñas exposiciones individuales enmarcadas todas en un conjunto”. Siendo así, cada sala la ocupa un artista, haciendo breves intervenciones en la sala central que en su mayoría está ocupada por la instalación del grupo PPS. Este grupo está formado por Eduardo Peral, Andreu Porcar y M.Reme Silvestre y se quieren dar a conocer como marca, por lo que construyen una auténtica identidad corporativa que desprende un nuevo significado al trasladarlo al ámbito artístico. Su instalación recuerda a los stands y la artificialidad que se experimenta en un centro comercial, acompañada con breves pausas de intercambio con referencias a una naturaleza ficticia. El simulacro del consumismo que nos hace anhelar de manera continúa.

Mar Guerrero, por su parte, pensó desde el principio en la primera sala, por lo que su intervención se ha concebido exclusivamente para la misma. El eje de significación lo componen diversas huellas, y el origen de la concepción sobreviene al observar las marcas que dejó una vajilla en el armario de una cocina. La repetición de estas líneas conforman el eje del resto de piezas, pero trasladadas en el espacio según la ocasión: desde el suelo del museo, hasta en un hotel en ruinas donde el cuerpo de una bailarina toma protagonismo. Carmelo Gabaldón trabaja la exploración de la identidad masculina a través de experiencias propias enmarcándolas en la comunicación on-line. La pérdida de la intimidad en una exposición continúa en los medios es una realidad que experimentamos. Todas sus obras, en especial ‘Mirrors’, producen una narración de imágenes, en muchas ocasiones adulteradas, para conseguir una sexualidad aumentada, esa que logre el deseo del otro…

Desde otra perspectiva, pero que también reflexiona sobre la imagen en los medios, las obras de Cristina Santos nos ofrecen una reflexión sobre el uso de la imagen, en esta ocasión la residual, esa que olvidamos rápidamente porque no interesa. Esas imágenes hechas virtuales le permite, al mismo tiempo, cuestionar el tratamiento de la pintura-objeto donde la figura del artista- pintor tiene un papel clave en el proceso. En Jorge Isla podemos observar un lenguaje más formalista compuesto a partir del uso de la luz. En un contexto de superproducción visual como el que vivimos (reflexión de nuevo centrada en las imágenes de la actualidad), Isla quiere fotografiar la luz que permite la realización de dichas imágenes. En una suerte de bucle técnico compone piezas donde tienen lugar representaciones visibles de la luz a través del uso ejemplar de los colores.

Obra de Cristina Santos. Fotografía: María Ramis.
Obra de Cristina Santos. Fotografía: María Ramis.

‘Karma para quemar’ de Vicente Aguado continúa la línea performativa que caracteriza muchas de sus obras. En esta ocasión toma los objetos que sirven para la exposición de obras (vitrinas, cajones o peanas) y las extrae de su lugar habitual: el almacén, creando una mega-estructura en la sala. Conceptualmente podemos encontrar tres piezas, la primera se encuentra en el hueco que ha creado en el almacén, la segunda, en la propia estructura que vemos en sala y por último, el recuerdo de ese hueco que se genera con la entrega de la fotografía al director Pérez Pont y que el artista pidió que colocara en su despacho. Una puesta en escena que pone la atención sobre lo que normalmente no se suele mostrar al público.

Germán Torres y Alejandra Bueno presentan un proyecto en conjunto donde, de manera individual, dialogan sobre la tecnología como contenedor manipulatorio. Por un lado, el videcollage de Bueno narra la continúa exhibición de la vida que procesamos a través de las redes sociales, estudiando la forma de actuar como seres sociales en el plano virtual. Por otro lado, en el discurso de Germán Torres se observar diversas líneas relacionadas con el poder, la sobrecarga de información, el tiempo o la identidad personal. El todo se configura a raíz de una sucesión de imágenes donde a través de consecución de diversos lenguajes se crea una experiencia nueva. La capacidad experiencial continúa en la sala contigua con la instalación de Miriam Gascón, cuya oscura sala permite mostrar un trabajo que sobrepasa el concepto de performance creada con el cuerpo para crear la acción a partir de la huella formada por el objeto. ‘Al polvo el pedestal lo que al paisaje su ventana’ consigue traspasar el medio clásico del lienzo al mismo tiempo que pone en valor el entorno y cotidianeidad.

Momento en que Vicente Aguado hace entrega de la fotografía a José Luis Pérez Pont. Fotografía: María Ramis.
Momento en que Vicente Aguado hace entrega de la fotografía a José Luis Pérez Pont. Fotografía: María Ramis.

La obra de Pau Orts ocupa la inmensa pared y parece engullir al espectador. El amplio conocimiento que la artista posee sobre serigrafía, se fusiona con su profesión de diseñadora gráfica para dar lugar a un proceso creativo que pretende generar un nuevo lenguaje que toma como base la simpleza de la gráfica aunada con la técnica artística. Por último, Iker Lemos y como si un cierre de ciclo se tratara, el artista nos muestra su indagación en la imagen esta vez en esa intrínseca relación con el objeto o con la maquinaria en si misma y en la manera de producir múltiples copias de la misma. La sala actúa como generadora de imágenes a partir de otras imágenes.

Sin duda alguna, y volviendo al marco de realidad profesional que se pretende con este proyecto, queda patente los anhelos y preocupaciones principales con las que vienen pisando fuerte estos jóvenes artistas. Desearles toda la suerte en su andadura que cada vez es más cercana, pues como ya anuncia E.H. Gombrich, “No existe, realmente, el Arte. Tan sólo hay artistas” y estos son el reflejo de la generación actual.

María Ramis