La maleta de Portbou, editada por Galaxia Gutenberg

Director: Josep Ramoneda

Presentada en La Nau de la Universitat de València

De venta en quioscos y librerías. 9€

“Vivimos tiempos contradictorios”, según Josep Ramoneda, director de La maleta de Portbou, revista de humanidades y economía que se presentó el pasado miércoles en La Nau de la Universitat de València. Contradictorios porque precisamente ahora que todos dan por muerto el papel, sale a la calle esta revista bimestral que apuesta decididamente por él. Y lo hace, además, apostando por la cultura con mayúsculas: aquella que tiende puentes entre disciplinas, para poder “intervenir en las fracturas del mundo”, destacó Ramoneda. Y una de esas fracturas afecta a la economía, tan alejada del interés común por culpa de su volatilidad financiera.

Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universitat de València, recordó unas palabras de Jeffrey Sachs: “Las clases dirigentes han perdido el sentido del civismo”. Para recuperarlo, y a modo de “invitación a crear los protocolos de comunicación” (Ramoneda) que permitan “humanizar de nuevo la economía” (Cortina) nace La maleta de Portbou, cuyo título ya supone toda una declaración de intenciones. Así lo recoge su director en las páginas del primer número: “En memoria de Walter Benjamin, que se suicidó en Portbou en 1940, cuando huía de la persecución nazi”.

Portada de La maleta de Portbou

Ahora que la huida apunta en la dirección de esa economía desnortada, nada mejor que una publicación destinada a “construir sentido” allí donde no existe, mediante la conjunción de humanidades y economía. “Contemporáneo es aquel que se siente incómodo en su tiempo”, subrayó Ramoneda. Ahondar en esa incomodidad es otro de los objetivos de la revista. Y como “entender el mundo es transformarlo”, en las páginas de La maleta de Portbou se dan cita intelectuales de diversas ramas del saber, como Jorge Wagensberg, Joaquín Estefanía, Antón Costas, Joan Subirats, Judith Butler, Marina Garcés o el propio Ramoneda, entre otros, para hablar del destino de Europa, de democracia, de capitalismo y hasta de arte.

La “actitud crítica” a la que apeló Josep Ramoneda, como motor del pensamiento, tuvo su justa precisión en palabras de Adela Cortina: “Se está perdiendo la capacidad crítica; somos criticones cada vez más ideologizados”, por lo que animó a dejar de escuchar tanta tertulia partidista y a leer diversos periódicos, y no sólo aquél que nos viene a dar la razón. También señaló que si “la Europa de los políticos está mal, la de los ciudadanos ni se sueña”, abogando por los “valores universalistas”. En torno a estos, Ramoneda precisó que no había crisis de valores, “hay overbooking”.

Ilustración de Walter Benjamin, por Arnal Ballester para 'La maleta de Portbou'.
Ilustración de Walter Benjamin, por Arnal Ballester para ‘La maleta de Portbou’.

El empresario Francisco Pons, presidente de Importaco, también estuvo en la presentación de la revista, junto a Ramoneda, Cortina y el vicerrector de Cultura de la Universitat de València, Antonio Ariño. Su presencia sirvió para tender esos puentes maltrechos entre la economía y la sociedad. Su apuesta económica por la publicación se debía a motivos sentimentales (“yo era un asiduo de Cuadernos para el Diálogo”) y a la firme convicción de que la cultura ofrecía el sentido del que habló Ramoneda. La maleta de Portbou no es equipaje ligero, porque exige cierto esfuerzo intelectual, pero resulta necesaria en tiempos de carteristas sin escrúpulos.

Ilustración de Arnal Ballester para 'La maleta de Portbou'.
Ilustración de Arnal Ballester para ‘La maleta de Portbou’.

 

Salva Torres