Parlem d’Art 2019: ‘Né per stile, né per fama, né denaro’
Facultat de Geografia i Història. Universitat de València
28 de noviembre de 2019 a las 16:00

València ha sido el escenario de encuentro para esta pareja de artistas noveles y el arte ha sido el motivo que los ha llevado a encontrarse. Ambos cursan el Grado de Historia del Arte de la Universitat de València; Roberto Riccardo Alvau (Sassari, Cerdeña, 1996) y Zixin Liu (Zhengzhou, China, 1997) destacan la importancia que ha tenido para su producción el creciente panorama artístico que ofrece la ciudad del Turia.

Su formación en Historia del Arte ha sido clave, y les ha permitido aproximarse al arte desde una perspectiva más teórica que práctica, aprendiendo y reflexionando sobre qué es el arte o qué es ser artista, para, con ello, atreverse a actuar como tal. Alvau ya se había adentrado en la producción artística antes incluso de ingresar en la universidad, pero, sin duda, el hecho de encontrar a Zixin ha fomentado esta faceta. La obra de estos dos artistas emergentes se relaciona intrínsecamente con la necesidad espontánea de transcribir los sentimientos derivados de sus vivencias personales, especialmente ligadas al hecho de venir de fuera de España.

Zixin Liu junto a su obra. Fotografía cortesía de la artista.

Zixin Liu ha trabajado transformando materiales diversos: desde telas, hilaturas o plásticos en soportes clásicos como el lienzo, dando como resultado obras en las que la abstracción se adueña y apodera del proceso artístico. La artista destaca que el aislamiento ha sido el empuje que le ha llevado a volcarse en el arte. Además, el mundo artístico le ha permitido poder conocer a otras personas que se encontraban en su misma situación y que, como ella, venían de distintos lugares del globo. En su caso, la soledad, el aislamiento o la desubicación que viven aquellas personas que llegan a un nuevo lugar ha podido, si bien no ser superada, al menos, ser canalizada y exteriorizada a través de la obra de arte, dándole un sentido y una forma.

El resultado de estos procesos de canalización son piezas que en las antípodas de lo figurativo evocan a la abstracción más absoluta, extracto de aquello que subyace de forma inconsciente en la abstracción frente a la figuración. Uno de sus referentes chinos más importantes ha sido Cai GuoQiang, quien ha trabajado con materiales de la tradición china, como es el caso de la pólvora, aplicada en todas sus formas posibles, atrincherándose, con ello, frente a la intromisión del arte occidental en el continente asiático.

Alavau, por el contrario, desde una perspectiva más clasicista, busca sus referentes en la figura humana, la cual transforma, descompone, parte o deforma. Inserto en el proceso artístico, se sumerge, también, en la inclusión de textos escritos, especialmente de prosa y poesía, cuyas procedencias son diversas y que son utilizados ya sea en forma de collage o dibujados por él mismo. Su obra puede insertarse dentro de la corriente neoexpresionista del arte, pues su cultura, la italiana, ha sido una continua fuente de inspiración.

Es por ello que destaca el hecho de encontrarse lejos de su isla, Cerdeña, ya que la mayoría de los sardos comparten un sentimiento de pertenencia propio muy arraigado. Desafortunadamente, la realidad artística de Sassari se encuentra bastante estancada y una de las pocas vías que los artistas locales han encontrado para manifestarse ha sido el arte urbano, siempre desde una perspectiva más clásica vinculada al grafiti. No obstante, Alvau enfatiza en el papel de María Lai, artista sarda que ha sido y es un importante ejemplo para el resto de artistas de la isla. 

En un proceso de búsqueda y aprendizaje constante, ninguno de los dos quiere ser etiquetado bajo una corriente concreta, pues su intención es seguir innovando y descubriendo nuevas formas, técnicas y materiales. Su último proyecto ha girado alrededor del arte urbano, aunque ninguno de los dos haya podido realizar más que alguna pequeña intervención en la vía pública; Alvau colocó una serie de lienzos secundarios en la calle, siendo el ciclo de vida de estas acciones sobre el espacio urbano efímero. Como artistas noveles valoran y aprecian las iniciativas que en este campo se están dando, como es el caso de CaminArt, Camins de Cultura i d’Art, empresa dedicada a servicios alternativos turístico-culturales y visitas guiadas para difundir y dinamizar el patrimonio histórico artístico y cultural de la ciudad de València, incluyendo el arte urbano.

Detalle de la obra de Zixin Liu. Fotografía cortesía de la artista.

La trayectoria de ambos artistas los ha conducido hasta Parlem d’art, proyecto de la Universitat de València que promueve el debate, la reflexión, la divulgación y el análisis sobre cultura contemporánea. Todo parte de una visita a Fanzara, pequeño municipio de Castellón, que cada año presenta uno de los principales festivales de arte urbano a nivel estatal. Fue allí donde tuvieron la suerte de conocer a Javier López, director del MIAU, el Museo Inacabado de Arte Urbano.

Esta institución partía de un movimiento social que fomentó la convivencia entre los vecinos y se convirtió en una experiencia colectiva de convivencia, colaboración e intercambio recíproco de aprendizaje entre artistas, vecinos, voluntarios y organizadores, todo a través del arte urbano. Javier López se mostró muy dispuesto a participar en estas charlas, junto a Jaume Gómez, miembro de INDAGUE, Asociación Española de Investigadores y Difusores de Graffiti y Arte Urbano, y Lidia Asensio, de la Universitat de València. En la próxima jornada participaran, además, varios artistas como Cuca, David de Limón, Disneylexya, Elias Taño y La nena wapawapa. 


Alvau y Zixin Liu aportan su granito de arena al panorama artístico valenciano y se suman a otras iniciativas que apuestan por acercar e introducir el arte urbano dentro del panorama académico. Esperan poder realizar futuros proyectos en esta línea y ya planean presentar su obra en el en el Centre Cultural La Nau, para 2020, visualizando una exposición con los artistas anteriormente nombrados y que incluya obras desde stencil con láminas, a performances o intervenciones sobre los muros de la propia sala de exposiciones.

Andrés Ávila