‘Accipite et manducate ex hoc omnes: Hoc set enim corpus meum, quod pro vobis tradetur’ de Crajes (Carla Rendón y Jessica Ruiz)
Plastic Murs
C/ Denia, 45. Valencia
Inauguración: 16 de septiembre de 2016 a las 20.00 h

Mirada inocente, vulva sangrante, cadera andrógina, pecho incipiente; múltiples expresiones del cuerpo femenino deseante castigado una y otra vez por la doble moral opresora y violenta. Es lo que se palpa en el ambiente generado por Crajes, colectivo que aborda los conceptos de deseo, dolor y placer contextualizados a partir de la iconografía concreta de las artistas que lo integran: Carla Rendón y Jessica Ruiz.

Fantasía, imaginación y creatividad a raudales han hecho que sus obras, con distintas técnicas y formatos, predominando en esta ocasión el papel, aborden los principales tabúes de nuestra sociedad en torno al cuerpo. Encontramos en ellas imágenes recurrentes que remiten a la enfermedad, la herida, la sangre o el cuerpo corrupto pero siempre sensual a la par que mórbido, atravesando los límites de lo políticamente correcto para denunciar el cinismo y la hipocresía à la manière del Divino Marqués.

Carnario III de Crajes. Imagen cortesía Plastic Murs.
Carnario III de Crajes. Imagen cortesía Plastic Murs.

La ambigüedad y provocación al contemplar un rostro femenino lagrimoso esbozando una mueca que hace dudar de si goza o se revuelve para liberarse lleva a una reflexión sobre el atractivo del cuerpo yacente, como el célebre minotauro de Picasso que aparentemente fuerza a una joven cuyo cuerpo parece sin embargo estremecerse de placer. Se respira un ambiente de necrofilia en esas escenas cargadas de simbolismo y es que el cadáver que asoma en las obras de Crajes no está siendo ultrajado, mantiene una erección que se confunde entre ciertas sombras y un errático barroquismo que acumula personajes diminutos, huesos y objetos, superpuestos en el escenario pasional. Respecto a las mujeres,nínfulas rodeadas de insectos y masturbadas por gatitos, unas gozan de una especie de delirio sadomasoquista mientras que otras están siendo claramente abusadas, apuñaladas, atadas, vejadas, soportando un daño que tiñe sus pálidos torsos de sangre y sumerge sus almas en tinieblas.

Se trata de una toma de conciencia sobre las raíces de la doble moral con base educacional judeo-cristiana, motivo por el cual escogen un título en latín aludiendo a los orígenes de la Eucaristía: Tomad y comed, este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. En él se señala la traición inminente de Judas en contraposición a las buenas intenciones del bíblico Jesús que entrega su carne y su sangre en un acto de fe. La reminiscencia religiosa de la que nuestra sociedad actual no consigue desprenderse a menudo culpa a la víctima, en especial si es mujer, por haber mostrado su cuerpo tentador o bien anula su identidad si queda viuda, cubriéndola con el velo negro y esperando, en ambos casos, que jamás se recupere, que sienta el yugo del heteropatriarcado, se doblegue y no replique pero… Inevitablemente lo hace evidenciando los infortunios de la virtud.

Marisol Salanova*

* Texto cortesía de Plastic Murs