Martin Newell y el retorno al mundo bohemio

En pleno fragor veraniego, cuando el calor del umbral de agosto golpeaba con mayor crudeza e inclemencia, se despachaba bien a gustito my dear Lord del Cierzo apuntándome material novedoso, sospechando que podía ser de mi interés a fin de, en cierto modo, combatir el bochorno reinante.

martin newell

No iba mal encaminado en sus sugerencias con el regreso de Martin Newell al candelero. A la primera de cambio no tuve dudas, parece mentira pero otra vez, en esta ocasión con más de 60 tacos a sus espaldas, el trovador salvaje de Wivenhoe, una de las instituciones musicales más desconocidas y apreciadas como artista británico de culto, ha demostrado otra vez más cómo se puede sonar moderno y fresco, a mucha distancia de lo que hacen en la actualidad bastantes propuestas de las nuevas generaciones y de las que por supuesto omitiré nombres. Eso sí, no está de más decir que más de uno se podría mirar al espejo mientras suena “Return to bohemia”, el nuevo trabajo, el regreso del incombustible Mr.Newell al mando de sus CLEANERS FROM VENUS, otra de las numerosas e interesantes bandas semi-ocultas de finales de los ochenta. Asimismo apuesto que algún que otro mozalbete aficionado a la música popular que ignora la trayectoria de estos “limpiadores de Venus” se echará las manos a la cabeza al escucharlos (tal cual he visto el caso en un estupendo chaval veinteañero con buenas dotes de intrépido explorador) cual si hubiese descubierto el tarro de las esencias más vanguardistas o cual si se tratase de un nuevo y excitante indie-pop que se está gestando. Claro, todo sea dicho, si ven el careto del Sr.Newell, curtido en mil batallas y con bastantes problemillas de salud en los últimos años, es también probable que alguno diga de ir a otra cosa, mariposa.

Insisto, “Return to bohemia” suena actual, genuino y lozano como pocos, incluso en ocasiones me recuerdan a los inolvidables Dukes of Stratosphear, el proyecto psicodélico paralelo de XTC a mediados de los ochenta, o incluso a Elvis Costello. Ojo, no digo ni mucho menos que sea el mejor disco del año en curso para el que suscribe pero es un artefacto harto interesante donde el pop onírico juega un papel determinante y donde las guitarras se muestran impecables en unas melodías muy elaboradas. Incluso podría llegar a entender a aquel fan que lo ubique en el podium de esta añada. La única pega que le veo, muy subjetivamente hablando, es la falta de uniformidad en la segunda mitad del disco cuyos temas no están a la altura de los imbatibles seis primeros (salvando, claro está, esa maravilla posterior titulada “The king of the sixties”).

THE CLEANERS FROM VENUS - (2014) – Return to bohemia

Abre una explosiva y arrebatadora “Cling to me”, la mejor del disco a mi gusto en dura pugna con la ulterior “He’s goin’ out with Marilyn” (collons, qué temazo más chulo con ese pegadizo estribillo que induce a tararearlo una y otra vez). A continuación una balada que quita el hipo, “The days of May”, la cual posee una descomunal carga melancólica con esas notas de piano que le dan la puntilla en los instantes más adecuados.

“The Royal Bank of Love” podría definirse como una especie de himno a medio camino entre el glam-rock y el sixtie-pop onda Kinks. El acercamiento a la banda de los hermanos Davies se intensifica todavía más en dos temazos exquisitos de la talla de “Mrs. Gale and her new lover” o “A european girl” con el que llegamos al ecuador tras una primera parte sublime.

A partir del séptimo corte, “Welcome to Bohemia”, pierden a mi gusto y criterio ese brillante resplandor anterior y temas como “Time we talked”, “Imaginery seas”, “The band plays Delilah” o “I wanna stay in”, a medio camino entre Beatles y Beach Boys guardan demasiado las distancias con sus influencias. Sea como sea, alrededor de un 60% de este retorno al mundo bohemio es de sobresaliente, y eso es mucho, demasiado en estos tiempos. Giles Smith y su odisea pop en forma de libro (“Lost in music”) debe continuar agradecido al viejo lobo, el Sr.Newell. Ah, y los suficientes de nosotros también porque nos atraen los malditos perdedores.

JJ Mestre

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