’50 aniversari. València, seda i foc’, de Francis Montesinos
MuVIM
Quevedo 10, València
Desde el 30 de julio a diciembre de 2020
Viernes 31 de julio de 2020

“El país era marrón o negro, mientras que Ibiza era un mundo de color”. Mundo colorista que a Francis Montesinos le impactó: “Ibiza me marcó mucho por ese otro mundo mágico de libertad que me encontré”. A partir de ahí ya nada sería igual. “¡Mamá, yo a Montanejos ya no voy!”, dice que le espetó a su madre, dando por finalizadas sus estancias en el pueblo castellonense y abiertas las puertas de ese otro universo libertario recién descubierto. La pasión por el diseño y la moda, que su madre precisamente le inculcó simplemente dejándole hacer en su tienda Batallón, donde el entonces chaval se entretenía con bolitas, corchos, papeles y la más diversa pasamanería, ya no dejaría de correr al galope por sus venas.

Detalle de la fotografía de Francis Montesinos, obra de Colita, recogida en la exposición del MuVIM.

Y así, al galope, es como el MuVIM acoge alrededor de 300 piezas de sus 50 años de intensa creatividad al servicio de la moda: “Ha sido el motor de mi vida profesional y personal”, aseguró Montesinos con respecto a esa moda que, repleta de vivos colores y estampados, llena la Sala Alfons Roig del MuVIM. José Vicente Plaza, comisario de la exposición ’50 aniversari. València, seda i foc’, habló de “eclecticismo” en la obra del diseñador valenciano, que vendría a debatirse “entre el punk y la Virgen de los Desamparados”.

Esa mezcla de vanguardia y tradición, que desde sus inicios provocó sorpresa en el mundo de la moda, es lo que ha hecho de Francis Montesinos “un icono, uno de los valencianos que ha creado marca”, apuntó Carmen Ninet, subdirectora del MuVIM, quien se refirió a la tiranía de la moda contra la que el diseñador luchó mediante su “alegría de vestir”. Alegría que chisporrotea en la muestra con grandes hileras de sus más afamados vestidos, que aparece en el MuVIM como antídoto contra el tiempo gris del coronavirus que obligó a aplazar la inauguración de la muestra. “Es un regreso a la normalidad, que esperemos no se trueque”, precisó Ninet.

Vista de la exposición ’50 aniversari. València, seda i foc’, de Francis Montesinos en el MuVIM.

“El nuevo mundo comienza con esta exposición de Francis Montesinos”, ironizó Amador Griñó, jefe de Exposiciones del museo valenciano, espacio que abre así sus puertas a la moda con este recorrido por la insigne trayectoria del diseñador. Una moda que, a juicio de Griñó, guardaba todo su poder “en su caducidad”, porque simplemente con su valor de uso “no podría funcionar”. Montesinos, a rebufo de la máxima de Ralph Lauren (“yo no diseño ropa, diseño sueños”), supo sacarle partido al deseo que anidaba en él, para que mucha gente lo compartiera, hasta el punto, como dijo Plaza, que hay personas que han guardado su ropa “como un fetiche de sus propias vidas”.

El poeta Paco Brines se refiere a la obra del diseñador con estas palabras reproducidas en la nota de prensa: “El festín de los colores, las tentaciones del tacto, el deslumbramiento de la belleza. Una mirada niña, entre pagana y religiosa, se ha transmutado ahora en realización sorprendente y exaltada de la belleza del cuerpo humano”. De nuevo el colorido, a modo de gran “castillo” de fuegos artificiales, el tacto, que invita a restregar entre los dedos las telas de sus vestidos, y la belleza desencadenante, que Christian Dior ligaba al entusiasmo (“no existe belleza sin entusiasmo”), caracterizan la desbordante producción de Montesinos.

Dos piezas de la exposición ’50 aniversari. València, seda i foc’, de Francis Montesinos en el MuVIM.

Brines insiste en ese entusiasmo desde otra óptica más lírica: “Hagamos más hermosos al hombre y a la mujer, detengamos la vida en el filo emocionante de la trastornada juventud”, precisamente la que Montesinos descubrió en Ibiza. “Y advertimos”, concluye Brines, “que, gracias a Francis Montesinos, hemos aprendido a amar más y mejor la vida, porque nos la ha sabido entregar con aquello que la hace más valiosa: su mágica intensidad”. Fotografías, objetos relacionados con el trabajo de la moda, revistas, telas y vestidos muestran esa entrega del apasionado modisto en busca de una belleza que, en su caso, transita por el acto libertario de los primeros hippys y su secuela posterior más castiza que caracterizó a la movida.

Movida en la que se detuvo Montesinos para precisar que, si exceptuamos al manchego Pedro Almodóvar, todos los que la protagonizaron en Madrid fueron en su mayoría valencianos. “Fuimos la bandera de la Modernidad; decir que eras de Valencia te abría las puertas”, explicó quien resumió su actividad con esta frase: “Hablar de moda es hablar de libertad”. De ahí que Ibiza saliera en diversas ocasiones a relucir: “Ibiza ha sido el motor más importante de mi creatividad”.

Vista de la exposición ’50 aniversari. València, seda i foc’, de Francis Montesinos, en el MuVIM.

’50 aniversari: València, seda i foc’ reúne cientos de piezas, de las 800 que fueron almacenadas en Llíria para irla construyendo en la mente antes de su traslado al MuVIM, que a modo de “travelling” perfilan la trayectoria vital y profesional del diseñador. “No es barroca, sino acumulación de la memoria”, subrayó Griñó, para agregar a continuación: “Cada pieza es un trozo de Montesinos”. Trozos de un puzzle cuyo paisaje estaría integrado por su Valencia natal, la Barcelona industrial que después vivió, el Londres hippy, el Madrid de la Movida e incluso el París igualmente transgresor habitado por artistas que, como él, respiraban una libertad que no les cabía en el pecho.

Francis Montesinos aludió al salto que pensaba dar con esta muestra: “Del tour de las colecciones que empiece ahora un tour por los museos”. El punto de partida lo ha establecido el MuVIM: “Este es un trampolín de lujo para el tour de los futuros museos”, destacó Plaza, entre los que están el del Museo del Traje de Madrid o el de la Indumentaria de Barcelona, sin descartar otros con los que ya están en conversaciones. La complejidad de esta primera muestra “específica sobre moda que acoge un museo de estas características en los últimos años”, resaltó Griñó, da pie a esa apuesta por su itinerancia, a falta de la precisión relacionada con los supuestos derechos derivados de esta exposición de salida.

Dos piezas de la exposición ’50 aniversari. València, seda i foc’, de Francis Montesinos, en el MuVIM.

“La obra de Montesinos es un arte que nace y muere entre seda y fuego, tal y como lo hace su tierra, València”, explica el comisario de un artista cuyo discurso aparece enlazado por “la transgresión, la ironía y el folclore”, subrayando “la alegría, la libertad y el Mediterráneo” como constitutivos de su pasión. Pasión que tiene ecos de lo manifestado por el también diseñador Alexander McQueen, quien liga la moda a una forma de escapismo, más que a cierta privación de libertad. Nada de tiranía de la moda, como dejó dicho Ninet, sino de alegre manera de entender la vida a través de las prendas que nos alejan de la desnudez, sin por ello ocultar la naturaleza que, en el caso de Montesinos, emerge exultante mediante sus coloristas estampados.

Francis Montesinos, en su exposición. Fotografía de Raquel Abulaila por cortesía del MuVIM.

Salva Torres