‘Verónica’, de Paco Plaza
Festival Antonio Ferrandis de Paterna
Cines Kinépolis de Valencia
Agosto de 2017

La primera vez que vi a Paco Plaza en persona estaba comiéndose unos churros en Fallas, era el 2015, y le sorprendió que me acercará a darle la mano. Nos hicimos una foto juntos y le di las gracias por ‘REC’. Ahora estaba delante mío, sentado en un sofá esperando mis preguntas, por descontado no le comenté nada que nuestro primer y mísero encuentro. Llegaba a Valencia con una película, ‘Verónica’, que en clave de terror recorre el miedo de una joven en la adolescencia.

Para este filme Plaza coge un caso real, el caso Vallecas, para componer un nuevo puzzle lleno de matices, terrores y estética noventera. La historia del caso Vallecas ha hecho correr ríos de tinta y ha llenado horas en las tertulias de los amantes de lo paranormal. Ha sido, pues, el perfecto cuento patrio de posesión, nuestra pequeña Linda Blair cañí.

Fotograma de 'Verónica', de Paco Plaza.
Fotograma de ‘Verónica’, de Paco Plaza.

Paco Plaza y Enrique López Lavigne son dos almas inteligentes, saben que hoy en día necesitamos un buen anzuelo, y ¿cuál mejor que el caso de posesión más conocido de España? Aun así, ambos han huido de caer en una biografía detallada del suceso. “Lavigne me propuso la idea de trabajar en el famoso Caso Vallecas, cuya diferencia con los demás casos es que existe un atestado policial en el que un inspector afirma haber sido testigo de primera mano de fenómenos paranormales, y esto hace que sea absolutamente único y paradigmático en la historia de lo paranormal en España. Este enganche era lo que nos servía para empezar a fabular una historia, que era realmente lo que quería explicar sobre el tránsito de la infancia a la adolescencia, porque los adolescentes son los últimos mutantes», explica el director.

«Hay un momento en tu vida en el que te empiezan a salir pelos por sitios extraños, empiezas a hablar con una voz que no es la tuya, tu cuerpo empieza a expulsar líquidos, empiezas a sentir cosas que son desconocidas. Y en el caso de una chica como Verónica, se agrava con el hecho de que el mundo a su alrededor no la mira de la misma manera (…) especialmente cuando pasan el trauma de la menstruación donde te dicen: mira, ya eres una mujer, y es como, sin saber exactamente qué significa eso, la pubertad te arranca de cuajo de la infancia. Estás expulsado del paraíso», añade.

La película narra la historia de una joven, Verónica, que juega a la Quija con sus amigas en el colegio en un fatídico día de eclipse; aquello no debería pasar de una simple chiquillada, pero a partir de ahí se suceden episodios extraños en su casa. Con esta premisa, podríamos pensar en cualquier filme barato de sobremesa, una película más en la cartera de los yanquis que nos lo cuelan con sus caserones, su sheriff de poca monta o sus efectos apabullantes.

Fotograma de 'Verónica', de Paco Plaza.
Fotograma de ‘Verónica’, de Paco Plaza.

Pero ‘Verónica’ no es una baratija gringa, es una película rodada en España y eso se nota en todo. Es la España preolímpica y que se asomaba al mundo, es una España muy fielmente reflejada, incluso tiene banda sonora de Héroes del Silencio, un referente generacional que con una simple canción te coloca en el año justo, bandanas y chalecos incluidos.

“En el año 91, era lo único que se oía. Fue una explosión. Luego aparecen por mi amistad con Enrique Bunbury y por mi admiración por Héroes, que para mií es el primer grupo, y quizás el último, en aunar un sonido muy internacional con una manera de explicar y cantar profundamente autóctona”. Es cierto que las letras de Héroes, con sus intrigas y enigmas, casaban de maravilla con la historia; por fin una banda utilizaba ese lenguaje. “Me inspira mucho Bunbury y para esta película Héroes es una inspiración, en intentar hacer algo que no pierde las raíces en ningún momento (…) Héroes comparte con Becquer ciertas tradición romántica española, que a día de hoy llamaríamos Emo. Un gusto por el gótico, por lo siniestro, por lo oscuro, pero desde una aproximación un poco pop que me parecía perfecto”.

Fotograma de 'Verónica', de Paco Plaza.
Fotograma de ‘Verónica’, de Paco Plaza.

La historia real, como cualquiera que se ha contado mil veces, se va transformando. La gente, testigos o no, va dándole, tal vez sin querer, otra forma y otro tono. Paco Plaza se basó más en el expediente policial que en las habladurías. “Nos documentamos, leímos y escuchamos; todos los protagonistas del suceso han tenido horas de radio y televisión. Estuvimos mucho tiempo escuchando lo que decían. Nuestra decisión final fue ceñirnos al expediente policial, y a partir de ahí elaborar una ficción. No tuvimos especial contacto con ninguno de los implicados”, sentencia Plaza.

A parte de Héroes, la música de la película está muy presente y es casi un personaje más, no podemos obviarla en ningún momento. Bebe de los amenazantes sintetizadores del Giallo de los ochenta y se sumerge en bases muy actuales como la banda sonora (impecable) de ‘It Follows’ (David Robert Mitchell, 2014). Paco se extraña cuando le menciono a Fulci, pero no iba del todo desencaminado. “Para preparar la película vi mucho Mario Bava, que es uno de mis directores favoritos de esa etapa; hay una influencia Giallo muy clara en la película. La música recuerda a la que hacía Goblin para las películas de Argento, quería que la película tuviera ese sabor porque nos dimos cuenta documentándonos de que en lo que nuestra cabeza son los noventa, estéticamente son los setenta».

«Cuando ves fotos de tu familia del año 90 o 91 -continúa Plaza- de repente no te cuadra, porque para ti el 91 es Kurt Cobain, es el año que se hizo ‘Reservoir Dogs’ (Quentin Tarantino, 1992), y te parece que fue antes de ayer, pero ha pasado una eternidad, es que lo ves y no te puedes creer las hombreras (…) incluso los vehículos no habían cambiado tanto: los de los años noventa eran muy similares a los de los años setenta, eran más rectangulares”.

Paco Plaza (izda), entrevistado por Javier Caro.
Paco Plaza (izda), entrevistado por Javier Caro.

Pero no es solo eso. La película también es un viaje sin red ni casco, a la década de Curro y Cobi, era como volver a aquellos años, como si mi prima, que era y es fan de Héroes, y que se compraba la Super Pop, y en aquella época tendría la edad de Verónica, estuviera ahí. Yo apenas tenía nueve años, pero recuerdo muchas cosas: la casa de la poseída es una oda a aquél momento sin tuiter ni móviles.

“Fue una labor muy amorosa del equipo de arte -comenta Paco rememorando aquellos maravillosos años-; el despertador de la gallina es el que tenía mi hermana, el walkman, los walkie talkies son exactamente los que tenía el director de arte cuando era pequeño. Pedimos a todo el equipo que nos dieran fotos de esos años; íbamos detectando la vajilla duralex (…) trabajamos con muchos meses de antelación con el director de arte, Juan Alvariño, y se pudo hacer esa labor, la Popular 1 con la portada de Héroes del Silencio”.

El filme es un continuo homenaje a nuestra cultura popular y en esa ensalada no podían faltar los niños, que bordan sus papeles con una verosimilitud desbordante, siendo una película de terror y, por fin, no es un clásico americano o de la Hammer, sino un clásico, y ¡vaya clásico!, del cine español, como ‘Quién puede matar a un niño’ (1976) del inefable Chicho Ibáñez Serrador.

Fotograma de 'Verónica', de Paco Plaza.
Fotograma de ‘Verónica’, de Paco Plaza.

Mención aparte merece la actriz Sandra Escacena, que debuta en este filme y que demuestra una solvencia increíble, haciendo que nos sintamos dentro de su vida, en este retrato costumbrista, cuidando de sus hermanos, ayudándoles con los deberes o bañándolos mientras su madre, una contenida Ana Torrent, tiene que trabajar horas y horas en un bar.

“El reto fue encontrarla -dice Plaza orgulloso de su descubrimiento-. Vimos 800 niñas pero en cuanto la vimos a ella estábamos muy seguros de haber acertado, porque tiene una madurez, una inteligencia, una sensibilidad, que transmite con la mirada; la cámara la adora. Pudimos trabajar con ella y con los otros niños esa complicidad”.

Verónica te hará sufrir y te pondrá en guardia. Quizás estemos ante la película de terror del año, y no digo española, digo de terror. Y, como siempre, hay que darles las gracias al Festival Antonio Ferrandis de Paterna porque sigan trayendo el cine a València. ¡Gracias Pau y Eva!

Javier Caro