Las uvas de la ira. Ecos de la Filmoteca d’Estiu
Jardines del Palau de la Música de Valencia
Antiguo cauce del Túria
De julio a septiembre de 2017

La Filmoteca d’Estiu organizó un ciclo que fusionaba el compromiso de la propia institución con la difusión del patrimonio cinematográfico y la cultura contemporánea. Las obras proyectadas son metrajes galardonados y de gran calidad, tanto visual como auditiva. Este evento estival comenzó con la presentación de El acorazado Potemkin,(1925) obra del conocido director soviético Sergei Eisenstein y concluyó con Moonlight (2016) de Barry Jenkins.

Dentro del compendio de obras que forman parte de esta iniciativa, centraremos la atención en Las uvas de la ira (1940), obra del consagrado director John Ford (1894-1973). La gran vigencia del film se esconde en la temática, la cual, aunque pueda parecer exógena a nuestros problemas actuales, si agudizamos nuestras capacidad crítica descubriremos con una sonrisa amarga que no dista tanto.

Fotograma de 'Las uvas de la ira', de John Ford. Filmoteca d'Estiu
Fotograma de ‘Las uvas de la ira’, de John Ford. Filmoteca d’Estiu

El núcleo central de la trama radica en la presentación de una sociedad americana arruinada por la absorción de los trabajos campestres por maquinaria, destruyendo todo tipo de artesanía y  propiedad de los cultivos. Ante esta situación devastadora, la familia Joad, como otras tantas, decide emprender un nuevo camino, hacia un destino más alentador en California, lugar atribuido a grandes oportunidades laborales.

Como hilo conductor de esta héjira encontramos al personaje de Tom Joad (Henry Fonda), hijo pródigo de la familia, quien tras su estancia en la cárcel, por homicidio, retorna al hogar familiar para encontrarse la más absoluta soledad. En este punto, Ford pone en antecedentes al espectador, quien puede relacionar la situación con la Segunda Gran Migración Americana, momento en el que se establecen rutas migratorias alternativas entre ciudades como Oklahoma y California entre otras, con la intención de resurgir de sus propias cenizas.

Este rasgo pone de manifiesto que nos encontramos ante un director versado y de alguna manera comprometido con su país, mostrando la más cruda de las miserias, y la valentía de quienes parten hacia lo desconocido, a pesar de los sinsabores, prueba de ello serán los innumerables tropiezos que la familia sufre a lo largo del viaje.

Fotograma de 'Las uvas de la ira', de John Ford. Filmoteca d'Estiu
Fotograma de ‘Las uvas de la ira’, de John Ford. Filmoteca d’Estiu

Si reparamos en los efectos que aportan mayor información, encontramos una encrucijada de caminos, en los que la capacidad de elegir bien o mal, marcará tu destino. Esta primera parada denota cierto carácter esotérico y atávico. Más adelante, encontramos la presencia de la noche y su viento fantasmagórico acompañado de luces y sombras, será aquí cuando el espectador descubre que algo no va bien. Este tipo de recursos aporta cierto misterio y vincula la escena normalmente a situaciones de desgracia, o sobre naturales.

Tampoco podemos olvidar las innumerables menciones a la comida, como algo extraordinario y casi inalcanzable. Esta ensoñación y referencia contínua a los alimentos, recuerda a las miniaturas medievales en las que los campesinos soñaban con comida, lo que denotaba y denota una sociedad con recursos económicos limitados, viéndose afectada su propia subsistencia. Esta alusión a los recursos económicos reaparece a lo largo de todo el film. Otro recurso estilístico primordial será la utilización de primeros planos, sobre todo en las conversaciones entre madre e hijo, aportando mayor dramatismo.

Fotograma de 'Las uvas de la ira', de John Ford. Filmoteca d'Estiu.
Fotograma de ‘Las uvas de la ira’, de John Ford. Filmoteca d’Estiu.

Será simbólica las tretas ideológicas, con la aparición de trabajadores abocados a la necesidad de un sustento, aunque con condiciones pésimas, y los huelguistas, quienes no están dispuestos a venderse por nada, defienden su derecho a huelga y su reivindicación de un cambio para un futuro mejor y más equitativo. Este dilema rondará la cabeza del personaje principal, constantemente, quien pasa de un bando a otro, poniendo de manifiesto lo importante que resulta conocer las dos caras de una misma moneda, para posicionar la propia opinión.

Uno de los momentos de más sutileza e intimidad será la despedida final entre madre e hijo, con claras reminiscencias religiosas, ya que el hijo abandona el núcleo familiar por el bien de la misma, y se sacrifica para salvarlos. El rostro de angustia de Ma Joad (Jane Darwell) se contrapone con la mirada serena del hijo quien, como Cristo, cumple una función redentora y liberadora.

Obra de Dorothea Lange, alusiva a la Gran Depresión americana referida en 'Las uvas de la ira'.
Obra de Dorothea Lange, alusiva a la Gran Depresión americana referida en ‘Las uvas de la ira’.

A modo de conclusión, aludiremos a las vinculaciones directas o indirectas de los rasgos que podemos apreciar a lo largo del film. En primer lugar, la aparición de paisajes tenebrosos, el predominio de escenas de nocturnidad que recuerdan a pinturas del expresionismo alemán, creando ambientes lúgubres. En segundo lugar, la dureza de los rostros y la situación de una sociedad deprimida nos transportan a las desgarradoras fotografías de Dorothea Lange.  En tercer lugar, presenta una clara influencia de films Western dirigidos por el mismo director, como es es el caso de La diligencia, donde la vigencia de la huida forma parte del entramado principal. La última alusión será a la sociedad actual, en la que debida a la carencia laboral juvenil, la emigración se convierte en la busca de la gallina de los huevos de oro, y nada más lejos de la realidad, porque muchos antes partieron valientemente en busca de un futuro mejor.

Tras todo lo expuesto anteriormente, podemos sacar en claro que nos encontramos ante una obra de arte de una calidad extrema, tratando temas de plena actualidad, aunque el contexto no sea el mismo. Por tanto, la elección de la proyección del metraje fue un completo acierto, traduciéndose así en la gran cantidad de asistentes de todas las edades a la proyección.

Fotograma de 'Las uvas de la ira', de John Ford. Filmoteca d'Estiu
Fotograma de ‘Las uvas de la ira’, de John Ford. Filmoteca d’Estiu

Victoria Herrera Lluch