Las rosas del sur, de Julio Llamazares
Editorial Alfaguara. 2018

El 1 de septiembre de 2001 el escritor leonés Julio Llamazares emprendió una travesía que, a lo largo de 16 años y 20.000 kilómetros le llevó a recorrer 73 ciudades españolas y sus respectivas seos. Fruto de ese peregrinaje es un proyecto literario monumental y un hito en el género de viajes que se concreta en dos volúmenes editados por Alfaguara: Las rosas de piedra y su continuación, Las rosas del sur, que acaba de llegar a las librerías. En este volumen dedica cuatro capítulos a las catedrales de Levante: Segorbe, Valencia, Orihuela y Murcia.

“La de Valencia es una de las más grandes y ricas en leyendas y curiosidades. Refleja a la perfección el espíritu mediterráneo que se manifiesta en la luz filtrada por las vidrieras de alabastro”, dice Llamazares. La Virgen del Coro, algunas reliquias, el Santo Caliz o las cadenas que trajo Alfonso El Magnánimo de Marsella son algunos  elementos que le llamaron la atención. En Segorbe, ante la Sierra Espadán revivió las historias que le contó su padre que en la guerra civil sobrevivió a las cruentas batallas que allí tuvieron lugar. “Las catedrales son rosas de piedra. Enormes rosas arquitectónicas que hay deshojar para descubrir la esencia y belleza que encierran. Son pozos, palimpsestos, libros que te cuentan todo el pasado y también el presente. Termómetros de la historia”.

Las rosas del sur
Portada de ‘Las rosas del sur’, de Julio Llamazares.

¿Cuál fue el detonante que le hizo emprender este peregrinaje?

Mi pasión por las catedrales viene de antiguo desde que de niño vi la de León. A esa fascinación se unieron dos factores. Mi inconsciencia, la idea de recorrer España de catedral en catedral, y mi amor por la literatura de viajes.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

Creo que volveré a la ficción. Tengo la suerte de que, en lo que respecta a la literatura me gustan todas los palos de la baraja.

¿Qué conclusión ha sacado de su viaje por las tierras de España?

He podido confirmar algo que ya intuía, que este país es un país de países, una diversidad que se refleja en las catedrales. Diversidad tanto de estilos como en la naturaleza de la luz y la vida que acogen. Entre Galicia y Andalucía las diferencias son enormes.

Ha dicho en alguna ocasión que las catedrales están secuestradas por la Iglesia.

Así es. Los mercaderes del templo son los cabildos que con la excusa de mantener el monumento muestran en algunos casos una voracidad recaudatoria muy poco ejemplar. En 2017, la de Córdoba recaudó 18 millones de euros. Algunas incluso han externalizado su explotación y en muchas la actividad litúrgica es mínima casi clandestina, una misa en una capilla lateral. Pienso que las catedrales no deben ser museos, pero sí estar abiertas a todos y no sólo por motivos religiosos, porque forman parte de nuestro acervo artístico y cultural.

Portada de 'Las rosas de piedra', de Julio Llamazares.
Portada de ‘Las rosas de piedra’, de Julio Llamazares.

¿Cuáles son las catedrales de nuestro tiempo?

La sociedad actual gira en torno a dos ejes: Consumismo y espectáculo. En ese sentido los templos del siglo XXI son los grandes estadios y los centros comerciales. Como manifestación de poder y riqueza, una función que también cumplían y cumplen las catedrales, tenemos esas bodegas de lujo diseñadas por arquitectos prestigiosos y también los museos de arte moderno antes de la crisis.

¿La literatura de viajes en España goza de buena salud?

Es un género de trayectoria guadiánica, con épocas de gran profusión y otras de olvido. Estamos en un buen momento, mejor que en pasadas décadas, aunque sigue teniendo menos aceptación que en otros países europeos. En todo caso se trata de literatura en estado puro, en la que el viajero describe directamente lo que va descubriendo.

¿Se pueden descubrir todavía algo nuevo pese al turismo de masas?

Todavía se puede pero hay que cambiar de actitud. Antes se viajaba por necesidad práctica y hoy se hace por otro tipo de obligación social, porque si no lo haces, eres un don nadie. Se ha creado una industria de consumo impresionante y, además el turista funciona por adelanto, pues a través de internet ya conoce las ciudades que va  visitar, sus monumentos, restaurantes y hoteles o restaurantes. No hay espacio para el azar y el descubrimiento a la manera romántica, que es como yo concibo el viaje.

¿Hay algún común denominador que distinga Las rosas del sur de las que describe en su primer libro? 

Hay una gran diferencia entre las catedrales de norte, románicas y góticas construidas en la Edad Media, y las del sur, más tardías que asimilan otros estilos como el Renacentista o Barroco en las que se funden la cultura árabe y cristina, muchas levantadas sobre mezquitas. Aparte de la de León por motivos sentimentales, mis preferidas son las románicas más modestas que preservaron su traza original.

Julio Llamazares, imagen de la solapa de 'Las rosas del sur', por cortesía del autor.
Julio Llamazares, imagen de la solapa de ‘Las rosas del sur’, por cortesía del autor.

Bel Carrasco