Principia, de Roberto López
Casa Bardin
C / San Fernando, 44. Alicante
Hasta el 17 de abril de 2018

“Se suele sostener que el arte y la ciencia constituyen dos esferas de la cultura claramente diferenciadas, determinadas por motivaciones y por objetivos que no tienen nada que ver entre sí. […] La sentencia de Leonardo da Vinci «l’arte é cosa mentale» («el arte es cosa mental»), que acentúa el carácter intelectual de la actividad artística, en desmedro del factor de trabajo manual que implica (sobre todo en el caso de las artes plásticas), no se limita a ser el síntoma orgulloso de una gran individualidad, sino que se cierne sobre todo al programa renacentista, subrayando esa relación entre Ciencia y Arte”. (Pablo Oyarzún, Indicio histórico sobre la relación de Arte y Ciencia)

Es inevitable acordarnos del gran Leonardo Da Vinci, como cita el filósofo Pablo Oyarzún Robles en sus reflexiones sobre la relación entre arte y ciencia. Afortunadamente, y en el siglo XXI, admitimos los grandes beneficios que para la cultura contemporánea significa la creatividad artística, claro ejemplo con Principia I y Principia II, que a través de su lectura y discurso, en definitiva su filosofía y proyección dialogando como lunas gravitantes entre sí, son explícitos conceptos científicos con reminiscencias basadas en las fuerzas gravitatorias, la astronomía, la geometría, las leyes del movimiento, los principios matemáticos…

Conceptos estudiados por Isaac Newton y aplicados por el artista Roberto López (Villena, Alicante, 1974) al momento social, cultural, político y económico, junto a los procesos de estudio basados en la NASA y la ESA, generando con ello una recopilación y documentación imaginario-científico-artística con muestras de nuestra propia superficie terrestre. Actividades o acciones cotidianas de carácter social y cultural son clasificadas, archivadas… y dignas de ser mostradas como lo harían en cualquier museo dedicado a la ciencia.

Obra de Roberto López. Imagen cortesía del autor.
Obra de Roberto López. Imagen cortesía del autor.

Pero busquemos vínculos y puntos de encuentro entre estos dos fenómenos opuestos. En el Barroco tenemos géneros pictóricos donde los cuadros interpretan naturalezas muertas y del Nuevo Mundo, tanto en clave emblemática como religiosa. Roberto López es un artista con la misma idea del orden del Barroco. Sus estudios e investigaciones pictóricas son aplicados a través de patrones similares sobre elementos más terrenales y cotidianos, creando paralelamente sinergias entre el universo y lo terrenal, el movimiento y la gravedad, el hombre frente a lo espiritual, o el mar con la tierra.

Una apuesta científico-plástica a través de un estudio pictórico donde la Ley de Gravitación Universal, el Movimiento de los Cuerpos y el Sistema Estelar, nos enseña a concebir al estilo más puro y barroco, una exposición donde el espectador tendrá la sensación de ser transportado en el tiempo y de regresar al pasado con guiños al futuro o a la inversa.

En el Dictionnaire de Trévoux (1771) encontramos la siguiente definición: «En pintura, un cuadro o una figura de gusto barroco, donde las reglas y las proporciones no son respetadas y todo está representado siguiendo el capricho del artista». Pero esta exposición ni es recargada, ni caprichosa, ni generosa en excesos. Roberto López, con materiales como el óleo, el acrílico, el pastel o la simulación digital, sobre soportes como la madera, la tela, la fotografía, el vídeo o la escultura, ha reinterpretado a modo personal, una visión muy particular y visionaria sobre acontecimientos contemporáneos como manifestaciones reivindicativas de carácter social, simulaciones de movimientos terrestres con distintos continentes del planeta tierra, y nos convierte en los auténticos astronautas de su nave, preparados emocionalmente para contemplar una serie de fenómenos astronómicos del espacio como eclipses, cometas, estrellas o agujeros negros, entre otros.

Presentación de la muestra 'Principia', de Roberto López. Imagen cortesía de Casa Bardín.
Presentación de la muestra ‘Principia’, de Roberto López. Imagen cortesía del autor.

La música, en este caso contemporánea, también adquiere un protagonismo importante para el artista Roberto López. Como si de una banda sonora se tratara, la música, mejor dicho, el arte sonoro, es creado por él mismo, con la misma fascinación e influencia que ejerce sobre nosotros. Esta habilidad musical muy correlativa con la habilidad científica, es de una acentuada sinosia ante la capacidad de sentir simultáneamente el sonido musical y la intuición científica. Este fenómeno de percepción neurológica demuestra notablemente un perfil de artista muy sensible al sonido y que como músico y compositor demostró en el Centro de Arte Reina Sofía, en el Museo Thyssen-Bornemisza, en el Auditorio Nacional de Madrid, en Radio Nacional de RTVE, en el Proshansky Auditorium de Nueva York, o recientemente en el Centro del Carmen de Valencia con motivo de la inauguración de la 3ª Bienal de las Artes de Valencia Ciutat Vella Oberta.

‘Principia’ es una brillante e intrigante exposición onírica de imaginería estelar y terrestre, que podríamos ubicarla atemporalmente en cualquier lugar de nuestro planeta, interrogantes y misterios que pueden despertar las ideas y creencias más arraigadas del espectador y que vigorosamente defiende su artista. Roberto López ha volcado sobre distintos soportes un derroche exquisito de gestualidad donde la suerte del choque ha salido beneficiada, proporcionando al espectador una nueva percepción de lo que creemos que ya sabemos, provocando hipótesis, teorizando y comportándonos científicamente.

Roberto López ha dejado patente en esta exposición de lo que un artista creativo del siglo XXI es capaz: confundir visualmente a nuestras mentes, nuestros pensamientos, nuestros gustos, nuestros miedos… En definitiva, reinterpretar con maestría y con las mismas herramientas básicas que los grandes maestros, un universo desconocido y familiar a la vez, secuencias de nuestra tierra y del más allá, navegar entre la realidad y la ficción, una invitación a pasear por cada obra aumentando y potenciando el interés de la siguiente. Una naturaleza, por tanto, muy viva que demuestra que el arte y la ciencia van cogidos de la mano, y un mensaje muy claro, necesario y urgente, dirigido al mundo ante la necesidad de apreciar y cuidar nuestro planeta.

Antonio Barroso (izda) y Roberto López. Imagen cortesía del autor.
Antonio Barroso (izda) y Roberto López. Imagen cortesía del autor.

Antonio Barroso