#MAKMAOpinión #MAKMACine #MAKMAPantallas #MAKMALibros | Harterofilias domésticas | Estado de alarma (V)
3 de mayo de 2020

Ciertas egregias efemérides exigen o portan consigo, ineludiblemente, el menester de recapitular para componer un apresurado retrato de aquello que se conmemora –sea un episodio preponderante para el devenir histórico o un recurrrente óbito epiceno de alguna corifea figura de la modernidad–, cuyas facciones deben contener la neurálgicas razones que justifican la remembranza.

Coyunturalmente, la referencia cobra densidad de acontecimiento y este eclosiona uniformado de apéndices ensayísticos y extremidades cinematográficas, lenguajes e instrumentos pintiparados y eficientes con los que granjear el interés de vastas audiencias usufructuarias o exiguos auditorios instruidos, e, incluso, para ejercitar ciertas predilecciones preexistentes o revelar ignotas y florecientes propensiones.

A buen seguro que la evocación que ocupa mi lirondo exordio cobrará categóricas hechuras cronológicas dentro de una década; sin embargo, avecinarse a la ufana y rolliza silueta de Alfred Hitchcock, tras el cuadragésimo aniversario de su fallecimiento, se instituye en justificado motivo para revisitar la que, hasta el momento (y con orfandad de motivos para esperar lo contrario), sea la más fecunda y sugestiva publicación en torno al cineasta: ‘El cine según Hitchcock’ (1966), extensa y monumental conversación con François Truffaut en la que el director británico (con credenciales estadounidenses), entre otras vivificantes aserciones, aventura los siguiente:

“Nunca un reportaje sobre un acontecimiento cualquiera en un periódico cualquiera causará tanto impacto como una película. Las catástrofes sólo les ocurren a los otros, a gente que uno no conoce. Una pantalla hace entrar en contacto inmediatamente con el asesino, con su víctima, por la que uno pasa miedo, ya que se ha convertido en alguien a ojos de esa persona. Accidentes de automóvil hay miles todos los días. Si su hermano es la víctima, entonces comienza a interesarle. Un héroe de cine debe convertirse en nuestro hermano o en un nuestro enemigo si la película está conseguida”.

Así que para aquellos que, por fortuna, observamos, desde la aséptica afectación domiciliaria, el acontecer epidémico transmutado en abúlica estadística, deba seguir siendo la ficción la que refugie nuestros esterilizados y narcisistas desasosiegos, antes o después de asomarnos, acrofóbicos, a la desinfectada sustantividad.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLI) | Jueves 23 de abril de 2020

“No es simpatía lo que hay entre nosotros; somos parecidos. Eso es todo. Está solo como yo… Ha de esperar su Náusea o algo por el estilo. (…) Debe de saber bien que nada podemos el uno por el otro. Las familias están en sus casas, en medio de sus recuerdos. Y aquí nosotros, dos ruinas sin memoria” (Jean-Paul Sartre | ‘La náusea’).

Y en civilizada soledad compartida, desde el acomodado feudo de la memoria doméstica, uno cumple, contumaz y sin otro fin que el de la sorda predilección, con su dietario/memorando (tras cuarenta inopinadas jornadas de feraz reclusión) ‘Harterofilias domésticas | Estado de alarma’.

Cuarta parte de mi memorando/dietario para MAKMA incoado desde la primera jornada de confinamiento, fruto del decreto de estado de alarma por la pandemia de coronavirus.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLII) | Viernes 24 de abril de 2020

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«En 2005, con el inicio fuerte de la fama del Leopoldo monstruo (aunque aún no tanto) y ya muerto Michi, el cantante aragonés Enrique Bunbury decidió hacer un corto sobre Leopoldo, porque había cantado algún poema suyo. El documental (21 minutos en total) fue rodado por Jacobo Beut, aunque son Bunbury y Carlos Ann los que lo inspiran. Pasan un día en Las Palmas con Leopoldo en bares, terrazas y librerías. (…) Quizás el momento más entrañable es cuando le preguntan qué echa de menos en el manicomio: Echo a faltar trasnochar, beber y… joder. Debía ser absolutamente cierto” (Luis Antonio de Villena).

Evocación vívida de las pavesas que colman las urnas cinerarias de todos los Panero, disperas y solo umbilicales por el óbito. Semblanza de una destrucción, entre el empíreo y el averno.

‘Lúcidos bordes de abismo. Memoria personal de los Panero’, de Luis Antonio de Villena (Fundación José Manuel Lara, 2014).

‘Un día con Leopoldo María Panero’ (2005), de Jacobo Beut.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLIII) | Sábado 25 de abril de 2020

“Unos años después, en 1958, Eberhard Schlotter compone la serie ‘Una gran familia’. Cuadros compuestos en torno a figuras humanas en un ámbito aislado y sencillo. (…) Hay una cierta inquietud y un cierto misterio en la frialdad de las presencias. Seres aislados en su presente, con mínimos atributos que los identifican. (…) la figura se halla, sin embargo, mediatizada por su propia vital circunstancia: la incomunicación, y un determinado componente eningmático. A mitad de camino entre la reflexión sobre la identidad individual y el drama rural, propuesto como acontecer colectivo” (Manuel Muños Ibáñez, director de la Sala Parpalló y del Centre Cultural La Beneficència de la Diputación de Valencia en 1997).

Atesora el carnicero el ojal místico del tocino chacinero. / Exuda el descarnador la reclusa desventura del sebo devanador.

‘Eberhard Schlotter. La luz y la sombra’, catálogo de la exposición homónima del pintor alemán Eberhard Schlotter (1921-2014) –afincado en Altea (Alicante) desde 1956–, que tuvo lugar en el Palau Gravina de Alicante y en la Sala Parpalló del Centre Cultural La Beneficència durante 1997.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLIV) | Domingo 26 de abril de 2020

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(Liudmila Ignatenko | Esposa del bomero fallecido Vasili Ignatenko) —“Entretanto, la ciudad se llenó de vehículos militares, se cerraron todas las carreteras… Se veían soldados por todas partes. Dejaron de circular los trenes de cercanías, los expresos… Lavaban las calles con un polvo blanco… Me alarmé: ¿cómo iba a conseguir llegar al pueblo al día siguiente para comprarle leche fresca? Nadie hablaba de la radiación… Solo los militares iban con caretas. La gente de la ciudad llevaba su pan de las tiendas, las bolsas abiertas con los bollos. En los estantes había pasteles… La vía seguía como de costumbre. Solo… lavaban las calles con un polvo…» [‘Voces de Chernóbil’ (1997), de Svetlana Aleksiévich).

Conmerorar, desde los vestigios de la hecatombe, el aniversario de un apocalipsis y amaitinar los apolíneos escombros del irradiante cataclismo.

‘Stalking Chernobyl: exploration after apocalypse’ (2020), de Iara Lee.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLV) | Lunes 27 de abril de 2020

«Tal pueblo tiene el espíritu pesado y estúpido; otro lo tiene vivo, ligero, penetrante. ¿De dónde proviene esto si no es en parte de la alimentación que toma, de la simiente de sus padres y de este caos de diversos elementos que nadan en la inmensidad del aire? El espíritu tiene, como el cuerpo, sus enfermedades epidémicas y su escorbuto. Es tal el poder del clima, que un hombre que cambia de clima se resiente, a pesar suyo, de este cambio. Es una planta ambulante que se ha transplantado a sí misma, si el clima no es ya el mismo es lógico que degenere o mejore” [‘La influencia del aire y del clima’ (‘El cuerpo es una máquina que toma su energía del exterior’) | La Mettrie].

Peritar el alma y ataviarla de engranajes fisiológicos, fluidos, trabazones y alzaprimas. Refutar la escolástica y huir del trampal uliginoso de aedados dualismos.

‘El Hombre Máquina’ (1748), de Julien Offray de La Mettrie (Editorial Alhambra, 1987).

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLVI) | Martes 28de abril de 2020

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«Orton (Joe) y Halliwell (Kenneth) murieron a primera hora del 9 de agosto de 1967. Joe tenía todo el lado derecho de la cabeza destrozado a martillazos; el martillo estaba sobre la colcha a su lado. El cráneo tenía marcas de nueve martillazos que, para el forense, indicaban un arrebato de locura. (…) Halliwell yacía desnudo en el centro del cuarto. Se había quitado la chaqueta del pijama manchada, que estaba en una silla. (…) Cerca de él, en el suelo, había un vaso y una lata de zumo de uvas, con el que se había tomado veintidós pastillas de Nembtual. Halliwell murió antes que Orton. (…) En el escritorio, la policía encontró una nota: ‘Todo se aclarará si leen este diario. K.H. P.S. – Sobre todo la última parte’”.

Libar de las proclividades canallas, el collage doméstico y la clandestinidad tangerina de dos martirizados. Mórbido y siniestro epílogo, lacerado de animosidad, pesadumbre y arrobamiento, en la periférica Islington.

‘Diario’ (1967), de Joe Orton (Ediciones Grijalbo, 1988).

‘Ábrete de orejas’ (1987), de Stephen Frears.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLVII) | Miércoles 29 de abril de 2020

“Cape Cod Evening is concerned with the loss of a viable rural America: it focuses on those people and places that have been left in the wake of progress. Today it is rarely remembered how enormous were the differences between the rural and urban population the late 1930s. At that time three out of every four farms were lit by kerosene lamps, a quarter of the rural homes lacked running water, and a third were without flush toilet. Cape Cod Evening was created the same year as the New York World’s Fair, which was entitled The World of Tomorrow. The fair featured a robot called Elektro, which could talk and smoke…” (‘Edward Hopper. Paintings, Biography, and Quotes’ | www.edwardhopper.net).

Profetizar el ineludible detrimento y augurar la agonía –deceso de los intervalos obsoletos–.

‘Cape Cod Evening’ (1939), de Edward Hopper.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLVIII) | Jueves 30 de abril de 2020

“Siempre me interesaron las vanitas, las pinturas de vanitas, y los textos breves que en muchas de ellas aparecen aludiendo, generalmente, al paso del tiempo. Textos como mensajes, la mayor parte de las veces dotados de una carga moral dirigida a que el espectador considerara la temporalidad como un bien superior sobre el que no tiene el menor control y del que exclusivamente posee, en el mejor de los casos, el dato de un principio y la absoluta seguridad de un final. Un regalo que no debería desaprovechar” (Sebastán Nicolau).

Oscilar por el perímetro del georama intrínseco, expedito y confesional de las dimanaciones del artista. Otear los intervalos, los ciclos, el espacio en el que mora la existencia, entre la eclosión, la música y la muerte.

‘Mercurio entre los dedos. Piedras calaverinas’, de Sebastián Nicolau (MAKMA, 2018).

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (XLIX) | Viernes 1 de mayo de 2020

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(Andrey Tarkovsky) –“Está el tema de la libertad, ¿qué es la libertad? La libertad es algo interior, la libertad espiritual de un individuo. Pero no es lo mismo que sus derechos. Los derechos pueden ser arrebatados. La libertad interior no. La libertad es algo que pertenece al individuo. Es parte intrínseca de uno mismo, pues somos seres espirituales. Simplificando, Hamlet, o más bien, Shakespeare lo expresó por boca de Hamlet: ‘Podría estar encerrado en la cáscara de una nuez y sentirme rey del infinito espacio’”.

Conmoverse ante la epifanía de un erudito culminante, límpido y nicotínico argonauta con el que atravesar las aguas mesmerizantes y cinematográficas en búsqueda del vellocino místico de la perpetuidad.

‘Andrey Tarkovsky. A cinema prayer’ (2019), de Andrei A. Tarkovski.

Harterofilias domésticas | Estado de alarma (L) | Sábado 2 de mayo de 2020

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“Me gustaría que ‘El crack’ fuera como las películas de entonces, que se veían sin consultar jamás el reloj. (…) ‘El crack’ es una película española, negra, pero española. Una película urbana, sobre Madrid (…) y sobre la Gran Vía. Mi idea, desde que tecleaba el guion con mi amigo Horacio Valcárcel, era que Madrid, día y noche, se fuera enroscando a la historia hasta llegar a ser un personaje más, como Germán Areta o el ‘Moro’. Igual que Los Angeles en ‘Perdición’, Londres en ‘Noche en la ciudad’, Viena en ‘El tercer hombre’ o Nueva York en ‘Manos peligrosas’ (José Luis Garci).

Poblar en la sombría y adversa metrópoli insomne del celuloide que sabe a caramelo destilado de fracasos, ebriedades y melancolía.

‘Noir’, de José Luis Garci (Notorious Ediciones, 2013).

‘El útimo crack (Un homenaje a J.L.Garci)’ (2014), de Javier Di Granti.

Harterofilias Domésticas
Harterofilias domésticas | Estado de alarma (LI). Foto: Jose Ramón Alarcón.

Jose Ramón Alarcón