La Terapeuta, de Gaspar Hernández
Editorial Planeta, 2014
De venta en librerías

El asesinato de una joven en un céntrico aparcamiento barcelonés es el nexo de unión entre los dos protagonistas de La Terapeuta, una novela de Gaspar Hernández que reflexiona en clave imaginaria sobre la ansiedad, uno de los males de nuestro tiempo. Héctor Amat es un actor que goza de gran prestigio, una persona perfeccionista, incapaz de improvisar que cree recibir más de lo que merece. Eugenia Llort es una psicóloga con un grave problema, su excesiva propensión a empatizar con los pacientes. Ambos son personas triunfadoras que en apariencia lo tienen todo, sin embargo sufren trastornos como ataques de pánico, agorafobia y un profundo miedo a lo que pueda ocurrir. Su relación, en un primer momento profesional, se convierte en una dependencia que llega a límites inusuales y así, para que Amat sea capaz de interpretar a Dick Diver, personaje protagonista de Suave es la noche, de Scott Fitzgerald  que representa en el Teatro Romea, la psicóloga debe acudir cada noche a ver la función.

Gaspar Hernández (Girona, 1971) es escritor y periodista. Con su novela El Silencio, libro de ficción más vendido en Cataluña en 2009, ganó el Premio Josep Pla. Dirige y presenta el programa L’ofici de viure (El oficio de vivir) en Catalunya Ràdio.

Portada del libro La terapeuta, de Gaspar Hernández.
Portada del libro La terapeuta, de Gaspar Hernández.

¿Qué le atrajo de este tema?

Fue la historia la que me condujo al tema. La historia de un hombre normal y corriente, bloqueado por los nervios. El protagonista de La Terapeuta tiene miedo a no gustar, a no estar a la altura de los otros, y eso, y su perfeccionismo, le produce ansiedad. Luego hay otras ansiedades, como la del miedo al futuro. Lo cierto es que hoy se consumen más psicofármacos que aspirinas y que las mujeres están más afectadas, pues la sociedad les exige que sean trabajadoras, madres y amantes perfectas. La ansiedad por no poder cumplir esos objetivos está garantizada.

¿Cómo se documentó para tratar el asunto con propiedad?

Estuve cinco años hablando con psicólogos, y con mucha gente que padece ansiedad, algo que  tenemos casi todos y no tiene por qué ser mala. En muchos casos no es una enfermedad, sino una alarma que nos avisa, pero a veces se dispara durante demasiado tiempo.

¿Existe una inteligencia emocional o es una contradicción, como dice uno de sus personajes?

Existe, y otro gallo nos cantaría si hubiese más inteligencia emocional en nuestra sociedad.

¿Qué opina de los libros de auto ayuda tan en boga?

Yo no los escribo, pero diría que hacen más bien que mal. De otro modo, la gente no los compraría.

Detalle de la portada del libro La terapeuta, de Gaspar Hernández.
Detalle de la portada del libro La terapeuta, de Gaspar Hernández.

¿Un exceso de entropía puede resultar perjudicial, como le ocurre a Eugenia?

Bastantes mujeres tienen exceso de empatía. Ponen por delante la ayuda a los demás, a sus propias prioridades. A veces, eso conlleva problemas de autoestima. Como se dice en La Terapeuta, los tests suelen indicar que los niveles de empatía de los hombres son un poco inferiores.

¿Escogió a un actor como protagonista porque los intérpretes son más propicios a los trastornos?

Tal y como están hoy en días las cosas, todos somos propensos a una cierta inestabilidad mental. Pero la crisis ha afectado, y mucho, al mundo del teatro. Como cuento en la novela, los actores ya casi no cobran por los meses de ensayos, las obras son minimalistas, con pocos actores, porque el presupuesto no da para más. Una sola persona se ocupa del vestuario, del maquillaje, etcétera.

¿Algún consejo para quien padece estos síntomas?

Que se ponga en manos de un buen especialista. Y que, poco a poco, vaya enfrentándose –con el especialista- a aquello que le da miedo. Es la terapia cognitivo-conductual, de la que hablo en la novela.

Desde su atalaya radiofónica está en contacto con la gente, ¿cuál es su diagnóstico sobre la salud mental de los españoles?

Mi único diagnóstico puede ser psicológico: no creo que nuestra sociedad sea, digamos, muy sana psicológicamente. Se recetan muchos psicofármacos. Vivimos con miedo. Miedo al futuro, sobre todo. Y el futuro no deja de ser una ilusión mental. Pero nadie nos ha enseñado a vivir el presente, ni a gestionar los 60.000 pensamientos que cada día tenemos, y que damos por buenos. Como si todos los pensamientos tuviesen razón.

Gaspar Hernández. Imagen cortesía del autor
Gaspar Hernández. Imagen cortesía del autor

Bel Carrasco