Unas décadas atrás nadie imaginaba que la informática y sus múltiples y rápidos
avances cambiarían nuestra vida de modo tan drástico. La mayoría enviamos correos
electrónicos con frecuencia, realizamos videollamadas a través de Skype, posteamos en
Facebook, visionamos videos de Youtube o escuchamos música con Spotify. A veces,
hasta lo hacemos todo al mismo tiempo. Sin duda, Internet posibilita un modo diferente
de trabajar además de unas novedosas formas de entretenimiento y de comunicación.
Todo ello supondría una mejora en nuestras vidas, pero no siempre es así. Más allá de la
procrastinación o el desarrollo de posibles conductas adictivas, existen otros problemas
mucho más serios que atañen, especialmente, al uso de las redes sociales.
Recientemente, los medios de comunicación se han hecho eco de las diferentes formas
de acoso escolar, una de ellas es el ciberbullying. Precisamente, la película Eliminado
(Unfriended/Cybernatural, Levan Gabriadze, 2014) versa sobre esta cuestión de una
manera bastante original: presentando a los personajes, en exclusiva, a través de la
pantalla del ordenador de uno de ellos. Por medio de Facebook, Youtube, Instagram y
Google, el espectador va descubriendo la realidad sobre el suicidio de una joven
estudiante tras la publicación de un video embarazoso. Aunque Vigalondo ya utilizase
unas líneas formales similares en su Open Windows (2014), Gabriadze perfecciona la
técnica para convertir la película en una extensa videollamada múltiple de Skype con
unos solventes golpes de efecto.
Este slasher internauta proveerá unos deliciosos ochenta y tres minutos a
aquellos que amen a su ordenador y al cine de terror por igual. Sin embargo, más allá de
su vocación fantástica, Eliminado plantea un debate mucho más intenso que no debiera
ser obviado: la constante exposición a la que nos sometemos en las redes sociales. Esta
falta de privacidad –en ocasiones autoprovocada− vuelca una cantidad ingente de
información sobre nosotros mismos que no siempre puede resultar beneficiosa. De otro
lado, la facilidad que ofrecen las redes sociales para el escarnio se ve considerablemente
aumentada. Asimismo, la merma de lealtad en las amistades, la revelación de secretos y
la presión del grupo resultan otros factores en juego. Todo ello no nos resulta ajeno y
Gabriadze lo utiliza apelando a un terror sobrenatural que enmascara un miedo
psicológico y mucho más real.

Tere Cabello