Premio Nacional de Pintura
Real Academia de Bellas Artes de San Carlos
Museo de la Ciudad
Plaza del Arzobispo, 3. Valencia
Hasta el 17 de febrero de 2019

La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos fue creada en 1768 por el rey Carlos III, de manera que ahora celebra su 250 aniversario. Efemérides que coincide a su vez con los 20 años de su Premio Nacional de Pintura. Dos siglos y medio de promoción y creatividad artística contenidos en las más de 15.400 obras que atesora su patrimonio. “Solo la Academia de París y la nuestra nacieron en el contexto universitario, las demás son palatinas, dependen de los monarcas”, explicó Román de la Calle, junto a Manuel Muñoz, comisario de la exposición que viene a celebrar los cuatro lustros de su galardón pictórico y el brillo centenario que lo acompaña.

Obra de Ana Císcar
Obra de Ana Císcar. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

“250 años de la Academia que nace por el Ayuntamiento de Valencia, sin él no existiría, y por el impulso del movimiento ciudadano que pensó en su momento que se podía transformar el perfil de la ciudad”, añadió De la Calle, subrayando este carácter de “bucle”, puesto que ahora es el Museo de la Ciudad, dependiente del Consistorio municipal, quien acoge las 41 obras representativas del Premio Nacional de Pintura de la Academia. Una exposición integrada por los ganadores de las 19 ediciones anteriores y algunos de sus accésits, y mediante la cual se puede hacer la “foto fija del estado del arte actual”, señaló Tono Herrero, jefe de Sección de Museos del Ayuntamiento de Valencia.

Una imagen o radiografía que luego fue matizada tanto por el propio Herrero como por Manuel Muñoz, quien habló de una “foto fija de algo que es inestable, de una modernidad mutante” y que, al igual que estaban cambiando los medios de locomoción (bicicletas, patinetes y coches eléctricos), “en el mundo del arte va todo más deprisa”. “Cuando la posmodernidad caduca en los 90, aparece una plétora y promiscuidad de información que provoca que los estilos artísticos se vayan alternando, incluso en la propia biografía del autor”, agregó.

Obra de Kepa Garraza. Imagen cortesía del Museo de la Ciudad.
Obra de Kepa Garraza. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Para Tono Herrero, los 20 años del premio de pintura de la Academia dificultan todavía el análisis: “No existe la perspectiva suficiente”. Perspectiva que sí ofrece, en cambio, el Premio Senyera que el Ayuntamiento viene convocando desde 1957, ahora modernizado con la presentación de obras en formato PDF y asumiendo el consistorio los gastos de transporte de los trabajos finalistas. Ese mayor alcance tampoco permite fijar del todo esa fotografía del arte valenciano contemporáneo: “Hay una explosión de tendencias dispersas y puede que pasado el tiempo salga el proceso que las aglutine… o no”, precisó Herrero. “Hay una diversidad pos crisis y en esa diversidad igual está la identidad del arte contemporáneo”, precisó.

“En el año 2000 empieza un periodo de dispersión estética, los artistas van buscándose dentro de sí mismos”, argumentó Muñoz, que aludió a la “selección extraordinaria” de obras expuestas: “Se van a sorprender, porque verán una eclosión de obras de arte que pertenecen a la Academia y a todos los valencianos”. Entre los artistas premiados que figuran en la muestra está el primer ganador, Francisco Díaz García, y el último, Juan Vicente Titos, además de Gabriel Alonso, Ernesto Casero, Cristina Gamón, Silvia Lerín, Keke Vilabelda, Kepa Garraza, Ana Vernia o Miguel Borrego, por citar algunos de los que recibieron los 6.000 euros del premio.

Obra de María Consuelo Vento. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Obra de María Consuelo Vento. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

El Premio Nacional de Pintura de la Academia es posible gracias al mecenazgo de El Corte Inglés, cuyo Director Regional de Comunicación, Pau Pérez Rico, recalcó que se trataba de uno de su patrocinios “más antiguos”, destacando este aspecto porque, a su juicio, “lo importante es el compromiso a lo largo del tiempo”. Román de la Calle también quiso subrayar la “generosidad” del patrocinador, que pudiendo participar en el patrimonio de las obras adquiridas “no lo ha hecho”, abundando en la importancia de los premios: “Suelen ser el reflejo de la historia del arte; los quehaceres estilísticos propios del siglo XXI”.

La exposición está concebida bajo cuatro aspectos, que Manuel Muñoz fue enumerando: “Hay una sala de influencia post pop y con gestos a lo [Jean-Michel] Basquiat” [artista neoyorquino del que se cumplen 30 años de su muerte], a la que le sigue otra de expresionismo figurativo, y otras dos últimas salas de cierto constructivismo y pintura geométrica”, citando a Sempere, Yturralde, Chapa, Javier Calvo e incluso Teixidor entre sus representantes. Y volvió a incidir en ese carácter de “foto fija” aludida por Herrero: “Más que foto fija es una foto que responde no a los 20 años en conjunto, sino a cada uno de los años”, concluyendo que la virtud de la recopilación estriba en que “recoge esa inestabilidad”.

Obra de Marina Puche. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Obra de Marina Puche. Imagen cortesía de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Salva Torres