Títulos literarios traducidos a otros idiomas
En España la producción de títulos traducidos de otros idiomas representa el 21% del total

En el mundo existen más de 7000 idiomas casi todos ellos con su respectiva producción literaria. Es la Torre de Babel, un inmenso rascacielos en el que las traducciones cumplen la función de ascensores o escaleras mecánicas.  Se podría decir que traducir un texto es un proceso similar a trasplantar un árbol. Una operación delicada cuyo éxito depende de la naturaleza y resistencia del vegetal, pero también de la destreza del traductor o del jardinero. Claro que no es lo mismo trasplantar un geranio que un olivo milenario; traducir un cuento infantil, que las poesías de Ausiàs March.

En España la producción de títulos traducidos de otros idiomas representa el 21% del total, unos 14.000 títulos anuales. El inglés, francés, alemán e italiano son los principales idiomas de origen, aunque también hay que contar con los cuatro idiomas oficiales: castellano, catalán, gallego y euskera.

Portada de La muntanya de llibres més alta del món, de Rocío Bonilla, traducida al griego. Editorial Bromera.

El grupo Bromera vierte al valenciano entre 25 y 30 títulos foráneos al año, a los que se suman los traducidos por los sellos hermanos: Algar, Animallibre y Tabet. “Los elegimos a partir de tres fuentes”, explica Gonçal López-Pampló director de la editorial. “En primer lugar según nuestro criterio interno porque son obras que se ajustan a nuestro catálogo. Pero también tenemos en cuenta las propuestas de las agencias literarias y de una red de colaboradores externos integrada por escritores, docentes, periodistas, etcétera”.

La tarea la lleva a cabo un equipo de traductores especializados por idiomas y edades. “La traducción encarece cuando se trata de libros para adultos pero no en libros ilustrados porque el producto ya está hecho”, comenta López-Pampló. “Nuestra intención es fomentar la producción propia en este terreno, pues tenemos una gran cantera de ilustradores  y exportarla a otros países. Las traducciones abren un diálogo de culturas y la Generalitat debería promover líneas de ayuda y apoyar su exportación.”

La traducción de obras de teatro, una línea creada por Josep Gregori, el anterior director de Bromera ha demostrado ser muy rentable. Entre los autores extranjeros destaca una selección de firmas europeas: Pierre Lemaitre, Erri de Luca, Benjamin Black (Banville), Andrea Camilleri, Verena Boos, Leila Slimani y Dario Fo.

En sentido inverso, algunas obras de autores valencianos o catalanes editadas por Bromera son, a su vez, traducidas al castellano y editadas por el sello Algar. Por otra parte, a través de su Departamento de Derecho Internacional, muchos títulos infantiles llegan a países tan distantes como Estados Unidos, Polonia, Eslovaquia, China o Corea. Latinoamérica es otro mercado importante y en ocasiones se traducen al castellano en versión latina para mejor comprensión de los pequeños lectores y también para respetar modismos propios. Por ejemplo, eliminar por completo la palabra ‘culo’, que es tabú en el Cono Sur.

Portada de ‘Yo también soy…’. Editorial Barlín

Editorial Barlín

Casi dos años y medio ha cumplido la editorial Barlín, creada por Alberto Haller que tras su experiencia como librero hizo una firme apuesta por las traducciones, sobre todo de ensayo. A los éxitos de ‘Europa negra’ de Mark Mazower y ‘En Éxtasis. El bakalao como contracultura en España’ de Joan M. Oleaque,  se suma ‘Electroshock’, del músico y DJ francés Laurent Garnier. Llamado la Biblia de la electrónica, el libro cuenta la historia de la música electrónica a través de la carrera de Garnier, una de las figuras clave a nivel mundial para profundizar en un fenómeno a veces incomprendido.

“Al contrario de lo que suele pensarse sobre las microeditoriales independientes, a la hora de seleccionar los títulos no solo tenemos en cuenta el criterio lector del director editorial”, dice Haller. “En este proceso interviene una extraña suma de factores, entre los que se encuentran la calidad, la viabilidad económica, la complejidad o no de la traducción, la adecuación a la línea editorial, etcétera”.

Otros de sus títulos son: ‘El expediente’ del historiador británico Timothy Garton Ash, que describe en primera persona cómo funcionaba la Stasi, el servicio de espionaje de la RDA, que espió al propio Garton Ash a principios de los ochenta. El libro se construye sobre su expediente desclasificado en1992 tras la caída del muro de Berlín. El más reciente, ‘Yo también soy…’, de las profesoras de BBAA Ana Navarrete y Virginia Paniagua, es un libro coral que rastrea la memoria de los proyectos artísticos feministas en los años 90 en València. 

En ocasiones es el autor quien decide que debe pasar una determinada frontera idiomática. Esto ha hecho Felip Bens con su novela ‘El caso Forlati’, que tras ser editada en valenciano por L’Oronella, en 2012, y reeditado por Llibres de la Drassana, en 2015, salió recientemente en versión castellana en Samaruc.

‘Germans’, de Rocío Bonilla, traducida al esloveno. Editorial Bromera.

Bel Carrasco