VII Edición de Cortometrajes por la Igualdad
Cortos seleccionados:
Recursos Humanos, por Joan Álvarez LLadós. Ficción. Mención Especial.
La Boda, por Marina Seresesky. Ficción.
Por la flor de la canela,  por María Sánchez Testón. Ficción.
Un pan debajo del brazo, por Estela Perdomo y Tomas Studer. Ficción.
Sexo explícito, por José Manuel Carrasco. Ficción.
Presentados en la Sala Berlanga del IVAC-La Filmoteca

 

La VII Edición del Concurso “Cortometrajes por la Igualdad” tiene, como  las anteriores ediciones, un objetivo marcado: concienciar, sensibilizar de la discriminación que sufren las mujeres en todos los ámbitos en nuestra sociedad y desde esa concienciación reivindicar derechos para erradicarla.  Para llevar a cabo este objetivo, los cinco trabajos audiovisuales seleccionados en la VII Edición son recogidos en un DVD  para que puedan “propiciar el debate de temas relacionados con la mujer en centros educativos, bibliotecas, asociaciones de vecinos, entidades sociales o para el público interesado”, palabras de Paqui Méndez directora y coordinadora de la VII Edición.

La boda, de Marina Seressky.
La boda, de Marina Seressky.

Cinco trabajos audiovisuales, cuatro de ficción y un documental, dirigidos tanto por mujeres, como por hombres desde una mirada feminista. Una mirada que orienta la narración a una identificación y reivindicación con la ideología feminista, más allá del sistema sexo/género al que pertenezca el director. Una ideología que reclama, desde sus dos principales corrientes, la de la igualdad y la de la diferencia, abolir la discriminación y proclamar los derechos de las mujeres en todos los ámbitos culturales.

El valor técnico-narrativo de  “Cortometrajes por la Igualdad”  es de una notable variabilidad. Variable es también su nivel de respuesta para la concienciación y la reivindicación de la igualdad de la mujer en nuestra sociedad.

Un pan debajo del brazo, de Estela Perdomo y Tomás Studer.
Un pan debajo del brazo, de Estela Perdomo y Tomás Studer.

Las historias de tres de los  cortos de ficción, La boda, Un pan debajo del brazo y Recursos humanos, muestran cómo sus protagonistas sufren una discriminación laboral. En La boda, se le niega su derecho a un día libre para asistir a la boda de su hija; en Un pan debajo del brazo, será despedida al volver de su permiso maternal; y, por último, en Recursos Humanos, sufre acoso sexual. Tres situaciones, tres respuestas. En La boda, la protagonista decide perder su puesto de trabajo; en Un pan debajo del brazo, no puede actuar porque deconoce su futuro despido; y la protagonista de Recursos Humanos, puede terminar con el acoso al descubrirse que es ella la directora de recursos humanos. El cuarto corto de ficción, Sexo explícito, narra la anodina conversación de una joven pareja sobre sus relacion sexuales, dejando en evidencia la clara insatisfacción femenina.

Y, por último, el documental, Por la flor de la canela, hace escuchar  y reflexionar a diversas personas sobre las historias de violencia hacia las mujeres de las letras de los romances del siglo XV.

Por la flor de la canela, de María Sánchez Testón.
Por la flor de la canela, de María Sánchez Testón.

Cinco cortos con distintos tonos para denunciar ciertas situaciones de discriminación y de insatisfacción de la mujer. Cortos que  muestran  la capacidad de unas mujeres para responder ante la discriminación, pero la incapacidad para establecer lazos laborales solidarios para reivindicar colectivamente sus derechos. Cortos con una fuerte palabra de denuncia, pero no de cambio social. Cortos que asumen que ante la explotación y discriminación laboral sólo queda la respuesta individual. Cortos donde el slogan feminista de los sesenta “Lo privado es político” se invierte hacia “lo político es privado”. Esto es, ante la discriminación laboral, social, sexual que sufren las protagonistas de estos cortos, la respuesta no es la lucha en el ámbito público, sino encontrar la solidaridad en el ámbito familiar, de la amistad.

Sexo explícito, de José Manuel Carrasco.
Sexo explícito, de José Manuel Carrasco.

La mirada feminista, la palabra de mujer, sólo adquiere sentido si reivindica espacios políticos, económicos, laborales donde impere la ética para acabar con la explotación, la discriminación de unos seres humanos por otros y de cada ser humano por sí mismo.

“Quizá hay que ser mujer”, decía Julia Kristeva, como garantía última de sociabilidad.

Recursos humanos, de Joan Álvarez Lladós.
Recursos humanos, de Joan Álvarez Lladós.

Begoña Siles