Fahrenheit 451 (y VI)
Escritores en plena canícula
Emilio Bueso y Bel Carrasco
Miércoles 26 de agosto de 2020

Un marciano en Los Ángeles. Un niño grande en Disney World. Los medios de comunicación han evocado  ampliamente la memoria de Ray Bradbury, prolífico autor de ciencia ficción, nacido el 22 de agosto de 1930, en un pueblo de Illinois. Al margen del incuestionable valor de su obra, este reconocimiento es fruto de la personalidad de un hombre sencillo cuya figura suscita simpatía. Muchas  crónicas aparecidas  estos días beben de una fuente cercana, ‘Ray Bradbury, humanista del futuro’, biografía del escritor y guionista estadounidense publicada por José Luis Garci, en 1971, reeditada por Hatari Books.  Con esta serie dedicada al verano de los escritores, MAKMA brinda homenaje al autor de ‘Fahrenheit 451’.

Bucear por el litoral valenciano es el plan veraniego de Emilio Bueso y su familia, algo que disfruta, pues es buzo dos estrellas y puede bajar hasta 40 metros de profundidad, aunque le gustaría explorar mucho más hondo. «Teníamos un planazo bien majo en el culo del mundo, en parte pensado para documentar el escenario de una novela que estoy sopesando escribir, pero no ha podido ser, así que hemos improvisado algo por aquí, que se está estupendamente también», cuenta. «Dejo para la posteridad una foto mía calibrando la cámara subacuática bajo un cielo bien nublado, que es el que da la mejor luz para las inmersiones que hago con mi hijo».

Emilio Bueso. Imagen cortesía del autor.

Con 14 premios en su haber (Nocte, Ignotus, Celsius, etcétera), Emilio Bueso es uno de los autores de novela fantástica más prestigiosos del momento. Su novela ‘Extraños eones’ pasó a formar parte del catálogo de Valdemar, en 2014, y ahora publica con el ‘gigante’ Gigamesh. Es Ingeniero, fue profesor de Sistemas Operativos durante ocho años en la Universidad Jaume I de Castellón y la ciencia tiene un gran peso específico en sus osadas fabulaciones.

Este verano se dedica a escribir relatos sueltos pues su editor lo tiene muy ocupado. «Con tanto pifostio no me veo entrando todavía en ningún proyecto de largo aliento. A veces publicar te puede dar más trabajo que escribir, sobre todo si hay perfeccionistas mediando, ya sea en tu casa o en tu sello».

‘Subsolar’, de Emilio Bueso.

En septiembre saldrá la edición limitada de ‘Subsolar’, tercera entrega de su trilogía, ‘Los ojos bizcos del sol’, una saga de fantaciencia epopéyica. En pocas semanas le seguirá la edición omnibus, con los tres tomos, en total casi mil páginas. La adaptación al comic del primer libro, ‘Transcrepuscular’, estará a la venta antes de Navidad. «Es una cosa muy loca, la saga de novelas fantásticas que he rematado este mes», comenta, «te lleva a sitios donde no has estado y no irías ni atado».

Entre sus lecturas estivales: ‘Los asquerosos’, de Santiago Lorenzo y ‘Loba negra’ de Juan Gómez Jurado, «una policial muy entretenida de uno de los periodistas con mejor prosa de ahora mismo. Calentando en la mesita de noche tengo lo último de Nieves Mories y el ‘Ensayo sobre la ceguera’ de Saramago, que me mira con ojos golosos desde hace años y juro que de este agosto no pasa».

Bel Carrasco, con atuendo plenamente veraniego. Imagen cortesía del autor.

Con la venia de mis colegas de MAKMA lanzo un hechizo de desdoblamiento para entrevistarme a mí misma y hacer un cameo en la última entrega de esta serie. Con cuatro novelas y dos ensayos publicados, puedo jactarme de tener en mi ADN una parte de escritora.

«Desde tiempo inmemorial paso los veranos en Valencia», dice Carrasco. «Nací en plena canícula, aguanto bien el calor y prefiero viajar en otras épocas. Así que este año no he notado diferencia alguna, salvo la reducción del flujo turístico,  algo que agradecer,  pues en los últimos tiempos se había desmadrado. Doy largos paseos por el viejo cauce  y voy a un gimnasio para aprender a nadar y guardar la ropa, aguantar a flote cuando el ‘Titanic’ se hunda. Para llenar los huecos, nada mejor que leer, escribir, sestear…o ensoñar».

Portada de ‘Especies urbanas’, de Bel Carrasco.

Su próxima novela se llamará ‘Las máquinas de Zach’, «o lo que el editor decida». Desde una clínica mental donde está ingresado, el protagonista evoca su vida intercalando pasado y presente. Es la historia de un chico peculiar que sufre ‘bullyng’ en el colegio y para protegerse del mundo inventa máquinas invisibles. «Trata sobre las múltiples maneras que hay de ser listo o tonto, porque la inteligencia no es un valor absoluto y a veces no sirve para nada», añade Carasco. «¿Por qué escribo ficción? Porque la vida es un plato fuerte, demasiado pesado y si la devoras a pelo se te indigesta. Conviene aliñarla con toques de creatividad, buceando o nadando en lo irreal, en la otra cara del espejo».  

Su último libro, ‘Especies urbanas’ (Institut Alfons el Magnànim) es una selección de los artículos del blog ‘Zoocity’ publicado en la edición digital de ‘El Mundo Valencia’ entre 2012 y 2018. «Una crónica ligera del mundo pre-Covid, aunque muchas cosas siguen igual que siempre. Por ejemplo, el maltrato a los animales, un asunto que abordo en varios de dichos artículos, además de cuestiones diversas: feminismo, cultura, sexo, eventos, corrupción, etcétera», concluye Carrasco.

Recomienda un menú variado: ‘Notas a Apocalypse Now’ (Barlin Libros) de Eleanor Coppola,  ‘Tóxicas’ (Cazador de Ratas) de Pilar Pedraza y ‘El ángel de Múnich’ (Alfaguara) de Fabiano Massimi.

Bel Carrasco, con bañador y flotador salvavidas. Imagen cortesía del autor.

Bel Carrasco