‘Esta noche no dormirás’, de Luís Moscardó.
Círculo de Bellas Artes
Espai Llum
Cadirers 5, Valencia
Hasta el 30 de junio de 2016

«La música ambiente necesitaba menos emoción». Con semejante apreciación, el artista de Benigánim Luis Moscardó recibe a Makma en la antesala del Espai Llum del Círculo de Bellas Artes de Valencia, formalmente inaugurado con la muestra que el artista valenciano ha denominado ‘Esta noche no dormirás’.

No cabe duda de que la emoción sobreviene frente al lienzo de gran formato ‘Tiempo de lluvia y fuego’, obra con la que Moscardó sugiere un impactante paisaje y pretende preconizar ese horizonte incitador a la inmersión, como preámbulo del súbito descenso por los peldaños del Espai Llum, que someten y sumergen al espectador en una calima, casi en penumbra, con el que el artista comienza su diálogo expositivo. Papel, látex, barnices y juego de luces, materia, collage y sombras se estructuran a modo de travesía, que desemboca en una instalación de quirúrgica estética.

Imagen de la obra 'La última carta', de Luis Moscardó. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.
Imagen de la obra ‘La última carta’, de Luis Moscardó. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.

Con ‘La última carta’, Moscardó sorprende con el planteamiento de una caja de luz, con morfología de mesa de operaciones, que ilumina centenares de papeles en blanco -que el propio artista fabrica artesanalmente-, esparcidos aleatoriamente o agrupados a modo de hatillo, con unos sutiles pero firmes hilos de cuerda que los envuelven cual fases del silencio. “La utilización de materiales es decisivo, (…) pienso que mi querencia inconsciente es esa mirada oriental. El papel servirá de base para una posible carta o mancha de tinta negra. La luz la expansiona, la hace mas traslúcida; son cartas inútiles que no están escritas”.

Moscardó razona que este collage, equipado con luz propia, “funciona como un espejo”, pretende dotar de voz a esas cartas nunca escritas, “visibilizar la imposibilidad de comunicarte con personas cercanas” y refrendar aquellas palabras tan necesarias para transmitir emociones, propiciar reconciliaciones y confesiones recónditas -“el blanco enfatiza esta intención”-. En uno de los extremos de la instalación, reposando sobre la superficie retroiluminada y en comunión con las cartas no escritas, cobra protagonismo una bandeja metálica erigida en el epílogo en el que “desembocan todos los silencios y una (carta) acaba flotando en el líquido rojo”, que anuncia la herida. El artista incide en la importancia visual del aspecto lumínico y traslúcido del papel para explicitar con sutileza la levedad del sinfín de misivas que, ad eternum, restarán por escribir.

Imagen de la obra 'Autorretrato mudo', de Luis Moscardó. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.
Imagen de la obra ‘Autorretrato mudo’, de Luis Moscardó. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.

Con ‘Ave Fénix’ ahonda metafóricamente en la semántica del ave mitológica que resurge de sus cenizas, como un apéndice visual dentro del estudio ‘Borrar, llorar, llenar’, una instalación vertical proveniente del nadir y las pavesas, vertebrada a modo de hojas y restos de esas cartas impregnadas de un intenso bermellón, colgadas, dirigidas hacia el cenit. “La obra evidencia ese resurgir, se sale de la pena y de la culpa. Plantea otra parte más positiva, que se refleja en la pieza enmarcada en cristal con restos de esas hojas de papel, del mismo color y forma”. Esta pieza encapsula la capacidad de transformar la realidad, desechando la caducidad y confiriéndole un estatus eterno. “El reflejo es muy importante, quería significar la transparencia más que la evidencia”, fenómeno al que suma ‘Autorretrato mudo’, una pieza que forma parte de una serie de siete, realizada con pedazos de papel que Moscardó confecciona y a los que incorpora materiales como el látex, barnices y acuarelas, entre otros. Continuando con esta estela, el autor integra una pieza cuyo corpus visual semeja un exvoto dorado y adquiere una intensa tridimensionalidad lumínica gracias al juego de luces y sombras orquestado en el espacio, que equilibra la energía entre las piezas.

Luis Moscardó, consciente de la reacción contradictoria que desencadena la luz entre lo real y lo virtual, integra la proyección de la sombra como un elemento técnico que envuelve todo el espacio (e igualmente al espectador), concebida la penumbra como un componente escueto, turbio y orgánico -generosamente oriental- que predispone a la introspección. “A través de la sombra impera la belleza”.

Luis Moscardó posa delante de su obra 'Tiempo de lluvia y fuego'. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.
Luis Moscardó posa delante de su obra ‘Tiempo de lluvia y fuego’. Fotografía: Jose Ramón Alarcón.

Merche Medina